Las elecciones del próximo domingo 6 de junio serán -como suelen ser los comicios intermedios en cada sexenio- una evaluación a la llamada 4T (Cuarta transformación), que representa el proyecto del presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Como ciudadanía podremos expresar -de manera legal- nuestro respaldo, rechazo o una llamada de atención a la gestión del gobierno federal y al proyecto político que se materializó en Morena, al cual se le dio la oportunidad de dirigir al país y distintos ámbitos de gobierno.
Para algunos sectores será la oportunidad de refrendar su confianza en el proyecto de López Obrador, y para otros será el momento de manifestar su oposición y dar la oportunidad a otras fuerzas políticas para que tomen el control o, al menos, puedan oponerse con más energía desde la Cámara de Diputados.
De acuerdo con el reporte especial de la empresa Intélite, denominado Análisis de Comportamiento Electoral 2021, que se integra por 6 apartados: Balance general de la Agenda Electoral, Herencia 2018, Comportamiento de la aprobación presidencial, Análisis cuantitativo de la transmisión de la imagen mediática presidencial, Estimaciones estadísticas y bosquejo cualitativo de comportamiento de los 15 estados que enfrentan elecciones a nivel gubernatura, y Estimaciones estadísticas de la conformación de la Cámara de Diputados (federal), se desprende que el tema negativo con mayor alcance social ha sido la “intervención de gobierno federal en proceso electoral” con más de 20 millones de vistas.
Hasta el cierre de esta colaboración, en un sondeo que realicé en mi cuenta de twitter @RJoyaC, a partir de la pregunta: “¿Ya tienes definido tu voto?”, del total de respuestas se obtuvieron los siguientes resultados: 77 por ciento ya lo definió; 14 por ciento no; 4 por ciento no lo ha pensado y 5 por ciento indicó que no votará.
Evidentemente, al ser un sondeo breve no se puede profundizar en los motivos y para no generar ruido, no pregunté por qué opción se votaría, aunque circularon muchas encuestas “profesionales” que además de pulsar el ánimo e intención de la gente para votar, también fungieron como mecanismos de propaganda, al destacar que ya había triunfos casi irreversibles en diferentes ámbitos.
Para el Estado de México, deberán renovarse -o reelegirse- a quienes integran los 125 ayuntamientos, además de las 75 diputaciones -de mayoría y de representación proporcional- en la Legislatura local, así como las diputaciones federales en el Congreso de la Unión, que corresponden a 41 distritos electorales, además de las posiciones de representación proporcional.
Las campañas transcurrieron como un suspiro, a diferencia de hace casi 30 años cuando la búsqueda del voto en el Estado de México era un esfuerzo de ¡cuatro meses! Por ejemplo, en la campaña a la gubernatura de 1993, los recorridos por las diferentes regiones de la entidad iniciaron en marzo y concluyeron en junio, porque la elección se realizaba el primer domingo de julio.
Ahora las campañas sólo duraron poco más de un mes y la batalla se trasladó -al menos en materia de comunicación- al terreno de las redes socio-digitales, donde lo que menos hubo fue debate, análisis, propuesta, diálogo y promoción de la participación; se emplearon -aprovechando el anonimato y las tecnologías- para lanzar acusaciones, para difamar, atacar, evidenciar y acentuar la polarización.
Un estudio realizado por Alejandro Moreno -experto en estudios de opinión- llamado el “polarizómetro” y cuyos resultados publicó hace unos días en el diario El Financiero, indica que “hoy más mexicanos perciben una alta polarización política”. Prácticamente 7 de cada 10 así lo considera y explica que es derivado del ambiente informativo. Aunque -como bien aclara Moreno- es percepción y no necesariamente es que haya más polarización, pero en buena medida, las redes socio-digitales han contribuido a esa dinámica.
Así que, independientemente de la postura que usted asuma y la decisión que tome, es la oportunidad para manifestar -a través del voto- hacia dónde queremos que se dirija el desarrollo de nuestros municipios, del estado y el país. No es asunto menor.
Acuda a votar, con todas las medidas de protección para evitar el COVID-19, pero vote y no permita que una minoría decida por todas y todos.
PERCEPCIÓN
El proceso de vacunación ha sido lento, pero bien organizado. Ojalá que pronto llegue el momento en el que la totalidad de la población contemos con el cuadro completo. Quienes ya tenemos las dos dosis, podemos estar tranquilos -o menos inquietos- los próximos 6 meses, según nos explicó el médico del operativo de vacunación. En seis meses, ya veremos qué sigue.