Pensé seriamente en irme a vivir a Colima para siempre. De verdad lo pensé. Ciudad calientita, llena verdor y de limpieza. Bella y peculiarmente elegante. Muchacha juvenil que tenía cuando la conocí todo para ser absolutamente feliz. Y hacer también contento a quien la aceptara como suya.
Veo con gran cuidado que ellos manejan la información de todos sus municipios, a través de lo que llaman precisamente los “e-kioscos”.
Me entero de que existen dos terminales de los servicios que se dan en toda Colima, ciudad entera. Voy pues a un municipio cercano, junto pues a la capital, que se llama Villa de Álvarez. Allí, enfrente de la Casa de la Cultura, y cerca del hospital Universitario, de tercer nivel, dicho sea de paso, está en una esquina, un edificio grande de dos pisos. Cerca de la esquina y con pinceladas verdes, se lee en la entrada Kiosco de Colima y entro.
Aterrador el calor que siento allá adentro. Afuera se respira una temperatura de treinta y dos grados, que es insoportable a las diez de la mañana y en ya en el verano. Adentro, es terrible sentir como no existe un aire fresco, no obstante, del que necesitan las computadoras. Lo único frío son las cifras con las que la gente va a acceder a Internet, a una de las computadoras de las ocho que existen, para servir a quien allí se meta.
Dos decía, de estos kioscos que se encuentran en Colima y su zona conurbada, cinco alrededor de todo el Estado. Lo que estuve observando en el espacio de tiempo que estuve allí, fue que muchas personas fueron, pero con la poca información que tenían, que se había establecido allá afuera en una mala comunicación, no era suficiente. Algunos llegaban con dinero que no eran las monedas que necesitaban, que tenían que salir a cambiar.
También me tocó ver a algunas personas muy enojadas, porque el trabajo que ya habían solicitado, en las ventanillas, no se los habían dado. Lo que sí fue importante, era que por muy poco dinero: cinco pesos, los que solicitaban un acta de antecedentes no penales, eran satisfechos en su petición.
En dos horas allá adentro, fueron por lo menos veinte personas, de las cuales, la mitad, se llevaron lo que necesitaban. La cuarta parte, se fueron enojadas, y las últimas quedaron que regresarían con su dinero feriado.
Y todo esto viene al caso porque necesitamos en el Estado de México, a la brevedad, un espacio al cual se pueda acceder. Si las finanzas son limpias, si la administración de personal también, si todo lo que está dentro de una economía que ha sido sustentada con base a buen desempeño en muchos lugares, y si el presupuesto para todos los años se puede ver en una página web, ¿por qué –pregunto- no poner un sistema como el de Colima si ese es un estado pequeñito?
El Estado de México, poderosísimo, tiene mil y una información que puede dar al público que lo necesite. Y si un Kiosco es la solución, pidámosle a quienes pueden elaborar un proyecto de esta índole, hacerlo. Es más importante que ver esas maquinotas que están dentro de las plazas escondidas, que nadie ocupa, porque nadie entiende. Ojalá…