Hace algunos días un acontecimiento climático nunca antes visto se suscitó en la Cumbre de Groenlandia, particularmente donde está situada la estación estadounidense Summit.
Una intensa lluvia se presentó por varias horas en esta zona, cuyas condiciones físicas hacen que la presencia de precipitaciones sea casi imposible. Esto debido a que se encuentra ubicada a más de 3,000 metros sobre el nivel del mar, registrando siempre temperaturas por debajo de los 0º Celsius. Consiguientemente, al ser una región donde la temperatura siempre está por debajo de los 0ºC, el agua permanece todo el tiempo en punto de congelamiento.
Sin embargo, el pasado 14 de agosto, la temperatura de esa región alcanzó los 0.48ºC, temperatura que solo se había registrado en tres ocasiones anteriores en los últimos 25 años y que genera las condiciones perfectas para el derretimiento de la nieve.
Según el Centro de Datos Nacional sobre Nieve y Hielo de EE.UU. NSIDC, por sus siglas en inglés, la combinación de deshielo y lluvia generó el derretimiento de 872.000 km2, cuando historicamente el mayor derretimiento registrado había sido en 2012 abarcando casi 800,000 km2 de permafrost.
Es importante puntualizar que el permafrost, es el suelo congelado de las zonas glaciares que contienen gases capturados desde hace millones de años, como el metano y el Co2, o mejor conocidos como gases efecto invernadero que contribuyen de manera directa en el Cambio Climático.
No obstante, el hecho que se presenten lluvias como estas tiene varias implicaciones que pudieran llegar a afectar directamente a los seres humanos. No solamente en cuanto al descongelamiento de los glaciares, sino que al descongelarse, se liberarían miles de toneladas de gases efecto invernadero, aunado al incremento del nivel del mar, la generación de huracanes con mayor frecuencia al combinarse con aguas más calidas, pero además hay un factor que a la comunidad científica le ha generado preocupación y es la liberación de virus y bacterias que han permanecido congeladas desde hace millones de años.
El biólogo evolutivo Jean-Michel Claverie de la Universidad de Aix-Marseille, en Francia, lideró un estudio de dos virus; Pithovirus sibericum y Mollivirus sibericum, que habían estado atrapados en el permafost Siberiano por más de 30,000 años. Fueron descubiertos 30 metros por debajo de la tierra, sin embargo no resultaron tan infecciosos. Claverie afirma que de esta misma manera bacterias virus pudieran ser revividos y afectar directamente a la humanidad.
De ahí la importancia de no romper con los equilibrios de la naturaleza, ocuparnos por el calentamiento de los polos, generando acciones que contribuyan al mejoramiento de nuestro entorno natural y al calentamiento global. La COVID19 ha sido una gran enseñanza, que ciertamente ha generado crisis en distintas directrices, pero también un área de oportunidad para detenernos a pensar y actuar sobre lo que estamos haciendo mal, en este caso, rompiendo equilibrios en la naturaleza.