Ahora que nos encontramos en medio de una discusión en la Cámara de Diputados Federal, resulta importante puntualizar ciertos datos que nos podrían hacer entender un poco mejor la necesidad de que nuestro país se sume a la mundialmente conocida “transición energética. Partiendo de la premisa de que la electricidad es un elemento central para el desarrollo de cualquier país, ya que no solamente la necesitamos en nuestros hogares, sino que es necesaria para impulsar la agricultura, la salud, la educación y es preponderantemente necesaria para la industria, la construcción y el trasporte.
Sin embargo, aunque es sumamente necesaria, el Banco Mundial (2018) nos dice que, cerca de 1,000 millones de personas aún viven sin electricidad, y cientos de millones más viven con un suministro insuficiente o poco confiable.
Por otro lado, la transición energética; es el paso que tienen que dar los países y las economías mundiales, para avanzar de las energías fósiles a energías renovables y sostenibles, haciendo frente a la crisis climática.
Fuentes que miden las estadísticas de la transición energética global como Enerdata, nos dicen que en nuestro país el 79% de la electricidad proviene de las energías fósiles, siendo este uno de los niveles más altos de los países que conforman el G20. De este porcentaje el 60% corresponde al gas, el 11% de la energía eléctrica de nuestro país proviene del petróleo y el 8% del carbón, resultando necesaria la eliminación de la energía proveniente del carbón para contribuir a mejorar la crisis climática que estamos viviendo.
La energía eléctrica proveniente de las renovables en nuestro país está por debajo de la media de los países que conforman el G20, ya que representa un 17%, siendo el 10.1 producida a través de hidroeléctricas, 1.7% geotérmica, 0.7% energía solar y 3.9% proveniente de la energía solar. Siendo estos últimos un área de oportunidad que nuestro país podría fortalecer a través de la inversión privada o extranjera, para que en conjunto y de manera complementaria con CFE puedan brindar eficiencia y certeza a los miles de mexicanos. Además de fortalecer el cumplimiento de los acuerdos internacionales en materia climática como el acuerdo de París, donde nuestro país se comprometió a contribuir para que en el año 2030 estemos por debajo de los 1.5°C.
Lo que están discutiendo en estos días los diputados en el Congreso Federal es de relevancia para todos, para que la electricidad en nuestro país sea más barata se necesita producir energía de manera complementaria con otras alternativas. Es claro que la Comisión Federal de Electricidad es una empresa del estado que requiere ser modernizada, pero que también necesita ser fortalecida y ayudada con inversión privada para que, a lo largo de la cadena de valor, desde su generación, pasando por la distribución y hasta llegar al consumidor final haya alternativas que hagan que el costo de su producción sea más barato.
Alentar a la inversión es otro punto importante, es por ello que los entes reguladores de energía como la CRE, deben ser fortalecidos para generar mayor confianza y competitividad entre quienes deseen venir a nuestro país a invertir, ya que los recursos públicos en ocasiones resultan una limitante para el fortalecimiento de las empresas productivas.
Se requieren de las dos terceras partes de la votación de los diputados para que sea aprobada la reforma constitucional en materia eléctrica, poner por encima el futuro de nuestro país antes de la conveniencia o interés individual o político. La decisión que tomen nuestros diputados en estos días será determinante para definir el rumbo de la energía de todos nosotros.