La bandera que enarboló el presidente Andrés López Obrador durante su campaña para llegar a la presidencia y después, al asumir el cargo, fue la de acabar con la corrupción. No reducirla. Acabar con ella. La promesa del originario de Macuspana alentó la esperanza de millones de mexicanos de que habría un cambio verdadero.
Terminar con ese flagelo fue el estandarte que utilizó López para ganarse la voluntad de la sociedad, ¿quién no estaría de acuerdo? Intensificó su promesa, no únicamente para los que ya eran sus fieles seguidores; necesitaba más. Necesitaba del apoyo de empresarios y de la clase media.
Fue entonces que el peso específico que representaban esos dos sectores se dejaron sentir en las votaciones del 2018, porque con los que ya disponía, no le hubiese alcanzado para ganar.
López Obrador remó contracorriente para superar una efectiva campaña del Partido Acción Nacional; la cual ya le había dado resultados a ese instituto político. Con el lema de que el tabasqueño representaba un peligro para México. Sin embargo, éste ya se encontraba bien posicionado gracias a que aprovechó las lagunas legales del sistema.
A tres años de distancia, los hechos y el ejercicio del poder parece que le han dado la razón a los panistas. No es por lo que estos puedan presumir. De acuerdo a un estudio de World Justice Project, México perdió posiciones en el ranking que mide la corrupción de 139 países, ya que lo coloca en el lugar 135.
Aunque en realidad no hay ninguna sorpresa; la corrupción en México no sólo no se ha combatido, sino todo lo contrario, se encuentra en sus peores momentos, y no es para menos, a este gobierno le gusta reservar la información, está peleado con la transparencia; es por eso que buscan a como dé lugar desaparecer los organismos dedicados a supervisar su actuar.
Los ejemplos sobran, transitamos en la oscuridad cuando se trata del tema de rendición de cuentas. El lugar que ocupa México, 135 de 139 países, es la clara evidencia de cómo se hacen las cosas actualmente en la administración, y desde luego, cómo se ven en el exterior. Mientras que en el interior, se presta mayor interés a cosas sin importancia, como la rifa de un avión, Lozoya, Robles, Ricky Riquín, y muchos etcéteras, del otro lado de las fronteras se aprecian otras cosas muy distintas.
A la fecha el presidente sigue presumiendo ahorros que no se ven por ninguna parte, pero por otro lado, instruye a sus legisladores a defender una miscelánea fiscal de terror. El gobierno ya no tiene dinero para sus caprichos, la prueba es que ya no sabe de donde rascarle para sacar más. No tiene llenadera y son los ciudadanos los que terminarán pagando.
¿Dónde quedaron los 500 mil millones de pesos supuestamente ahorrados por evitar la corrupción? ¿dónde están los ahorros por evitar la corrupción en las estancias infantiles, los refugios, los comedores comunitarios, de las medicinas, del huachicol, etcétera, dónde?
Todo es una gran mentira que se emparenta con la corrupción necesariamente. El pretexto es extraordinario. Hago esto o aquello para evitar la corrupción, pero no vean la que hago yo. Para eso sirven las mañaneras, para distraer mientras se continúa con el plan macabro. Empobrecer a México.
El gobierno cree que el recurso de todos los mexicanos es de ellos y que lo pueden repartir como mejor les parezca, que regularmente es para alimentar a la clientela electoral, es lo único que les interesa. No importa que ya no haya un seguro popular, que la seguridad esté peor que nunca.
México poco a poco cae en el desprestigio mundial, el que tanto costó construir por años. Ya ni siquiera vale la pena aceptar que antes hubieron malos gobiernos, ¿para qué? no existe ningún cambio para bien si se insiste en voltear al pasado, es este presente el que es una verdadera pesadilla.
El país, de acuerdo al estudio mencionado, se encontraba mejor de lo que la 4t presume, ya que el presidente Enrique Peña lo dejó en el lugar 117, tampoco nada para presumir, pero con este gobierno se fue al 121 y al día de hoy en el comentado 135. ¿Lo merece o no lo merece el país? ¿Qué interés iba a tener nadie en colocarlo en ese lugar?
Vendrán los pretextos, las acusaciones, los señalamientos como si el mundo entero estuviera conspirando contra nosotros. ¿Cuál sería el sentido? ¿acaso tenemos al más brillante y creativo de los mandatarios de orbe?, ¿acabará con los problemas globales? ¿existe envidia de alguien que insiste en hablar del pasado y no visualizar un promisorio futuro del cual nos estamos perdiendo?
La verdad es que nadie envidia al gobierno que tenemos, lo que sí puede ser motivo de envidia para muchos países, es la vecindad que compartimos en frontera con los Estados Unidos y que el gobierno pretende desaprovechar, porque el mercado de libre comercio hoy más que nunca se encuentra en riesgo por cambiar la baraja a la mitad del juego.
No, el mundo no envidia al gobierno que tenemos, no existe una estrategia malévola para devorar al país.
La calificación demuestra que México tiene un gobierno corrupto, y lo demás, son palabras, misas que llenan a la opinión pública cada mañana, pero no hay logros que presumir, no se está acabando con la corrupción, se está acabando con el país.
