“En un mundo en el que el capital simbólico es un recurso valioso y escaso, la reputación tiene una importancia real. El daño efectuado a la propia reputación puede producir (y a menudo eso es lo que sucede) perjuicios en la propia carrera e incluso en la propia vida personal”. Así lo plantea, Kenneth Shepsle, al analizar la política y, de manera particular, el comportamiento dentro de las instituciones.
La reciente renuncia de Santiago Nieto Castillo, como titular de la Unidad de Inteligencia Financiera, acredita el planteamiento de Shepsle, pero hay varios detalles en los sucesos.
La decisión se tomó oportunamente y se calcularon los riesgos de la boda por sí misma. El presidente de la República tuvo conocimiento con anticipación, porque fue invitado. Él sabía dónde se llevaría a cabo y no puso objeción. No había ningún detalle que pudiera significar un acto de corrupción.
La ceremonia se realizaría fuera del país y se tomaron los cuidados pertinentes para mantener la discreción y reservar detalles, no porque hubiera algo ilegal, sino por la visibilidad política de quienes contrajeron matrimonio e incluso de muchas de las personas invitadas. Santiago Nieto Castillo, en ese momento titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y Carla Humphrey, consejera del Instituto Nacional Electoral, informaron del evento y jamás se advirtió nada incómodo.
Por ello, cuando el presidente de la República -en su “mañanera” diaria- acusó que era un “asunto escandaloso” lo ocurrido y señaló que “el servidor público tiene que evitar ese tipo de situaciones”, era claro que habría consecuencias y generó suspicacias.
Tanto Humphrey como Nieto han desempeñado responsabilidades públicas importantes y cuentan con los recursos para solventar una fiesta como la que planearon. Incluso sería más económica en Guatemala que hacerlo en algún sitio turístico de México. Fue una actividad personal y privada. No hubo nada ilegal.
Jamás se imaginaron que el escándalo se desataría por un grupo de invitados y que generaría -en el ambiente público y político- la percepción de que era algo ilícito. Una de las pasajeras que viajó en el avión privado, “olvidó” declarar -ante la autoridad migratoria- que llevaba 35 mil dólares en efectivo. Naturalmente, fueron retenidos en el aeropuerto y rápidamente corrió la noticia. Se filtró el documento oficial del Ministerio Público perteneciente a la Unidad Especial Contra Delitos en Aeropuertos y Aeródromos de aquel país, donde se detallaron las condiciones: siete sobres con 50 billetes, cada uno, de 100 dólares estadounidenses. Cinco mil dólares en cada sobre. El dinero fue incautado y la gente liberada.
Un detalle de ese hecho -que colocó los reflectores en el evento privado- es que en el avión privado también viajaba la secretaria de Turismo, Paola Félix, quien presentó su renuncia el fin de semana, luego de que se dio a conocer lo sucedido en Guatemala y eso acentuó la atención mediática.
El lunes por la noche, Santiago Nieto Castillo presentó su renuncia a la titularidad de la UIF, y este miércoles, ni siquiera mereció un reconocimiento de parte del presidente, a quien -debe señalarse- le resultó un activo muy eficiente en la lucha contra la corrupción, aunque hubo muchos personajes de la política que celebraron su salida, como Félix Salgado Macedonio y otros que lo festejaron en privado.
Es claro que para el presidente la prioridad es preservar la imagen de su gobierno como una gestión “austera” y cualquier escándalo que le afecte debe ser atajado, pero llama la atención que no se ha procedido de la misma manera con otros funcionarios -y familiares- que han sido señalados -con pruebas- por actos de corrupción o abuso de poder. Para cualquier referencia revisen al director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett o el pésimo desempeño -que ha significado miles de muertes- del subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, en la pandemia por Covid-19.
Lamentablemente, Nieto Castillo pasó de ser uno de los colaboradores más eficientes de este gobierno federal, a ser un exiliado del círculo presidencial… aunque quienes saben de las redes de poder, señalan que todo ocurrió por el “fuego amigo” al interior de la 4T. ¿Para quién era una amenaza Nieto Castillo?, ¿a qué grupo político pertenece por lo que era incómodo en la ruta de la sucesión presidencial?, ¿investigaba a integrantes de la 4T que han incurrido en actos ilegales y de corrupción?, ¿quién tendría acceso a un documento ministerial de otro país? Son preguntas que se responderán al paso del tiempo.
PERCEPCIÓN
La ruta para la sucesión de la gubernatura ya está abierta y todos los actores están tomando posiciones, pero el escenario será incierto. Dependerá de quiénes sean las candidatas y/o candidatos.