La cuesta de enero más larga de la que se pueda tener memoria

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La cuesta de enero más larga de la que se pueda tener memoria

Miércoles, 22 Diciembre 2021 01:45 Escrito por 
Alfredo Albiter González Alfredo Albiter González Lo bueno, lo malo y lo serio

La pandemia vino a modificar la forma en la que los seres humanos acostumbrábamos a convivir y relacionarnos con los demás. Cuando se tiene la libertad de disfrutar de lo más simple, se deja de lado el asombro que merece cada detalle de la vida cotidiana.

No sabíamos lo afortunados que éramos hasta antes de la aparición del Covid 19. La terrible noticia de su descubrimiento mandó a encerrar al mundo entero, no sin antes haber aprendido, por la mala, lo que la incredulidad y la indiferencia pueden provocar en consecuencia.

Alrededor del mundo se ofrecieron testimonios preocupantes del alcance que venía proyectando la enfermedad. Imágenes televisivas y por internet de Italia, España y otros países europeos, anunciaban la tragedia que se avecinaba y se empezaba a vivir, pronto llegaría a todas partes del planeta.

A pesar de esas noticias, hubo naciones que no tomaron con seriedad el asunto; se creyeron invencibles, como fueron los casos de Estados Unidos, México, Brasil, India, y muchos otros. Parecía que competían para conocer quien acumulaba más muertos. Todo fue provocado porque lo visto representó un total desinterés por parte de los gobiernos a pesar de encontrarse inmersos de la invasión del mortal virus, los líderes no alcanzaron a activar mecanismos que lograran amortiguar el golpe.

Era inevitable, el mundo estaba infestado de una nueva peste, pero en México, como en los países mencionados, sí se pudo haber hecho mucho más para poner a salvo a la mayor cantidad de ciudadanos posible, el riesgo había sido anunciado desde la institución más importante de salud en el mundo; la OMS, que a través de su director general Tedros Adhanom Ghebreyesus anunció su riesgo y dictó las medidas que se habrían de adoptar para amortiguar el impacto.

Lo que corresponde a nuestro país. La soberbia de las autoridades sanitarias y del titular del ejecutivo, arrojaron al pueblo a una angustiosa obscuridad, en la que se halló de pronto, confundida, sin saber a quién escuchar, qué hacer, o cómo protegerse. Las imágenes que se ofrecían en las noticias eran devastadoras, y sin estrategia en México, la preocupación fue mayor.

No se corrigió. La ausencia de pruebas para conocer el desarrollo de la enfermedad y las contradicciones, con lo más elemental; el cubre bocas, no pudieron evitar la consecuencia lógica. Hoy se vive una tragedia con más de 600 mil muertos en las cifras no oficiales, y hay quienes presumen pueden ser más de un millón, tal vez algún día, cuando finalmente pueda haber transparencia, conozcamos la verdad.

Por el momento, toda información ha sido reservada para aislarla del resto de la sociedad, sólo unos cuantos la conocen, con reservas. El número de decesos en el futuro horrorizará a quienes lo descubran.

No es un secreto para la humanidad, que México fue de los países que peor manejó la pandemia, y de los que menos protección ofreció a su personal de salud. A lo anterior, se debe agregar que se pronostica una crisis económica tan profunda como no se había visto en décadas, como efecto del nulo apoyo al sector productivo.

El gobierno prefirió gastar en otras cosas que en ofrecer a su pueblo medidas pertinentes para la salud, la economía, los empleos y la seguridad. El peor momento con el gobierno más terco y ciego, arrojó al cierre de miles de empresas; el ahorro y el trabajo de años se fue de pronto al caño, sin nada que se pudiera hacer para evitarlo.

La caída de la economía ya se venía dando desde el primer año del gobierno del presidente Andrés López Obrador, la aparición del virus vino a profundizarla. El pueblo quedaría desprotegido, con hambre, sin dinero y sin fuentes de trabajo, muchos tocarían fondo para encontrarse de pronto en la pobreza, esa que cayó como “anillo al dedo”.

Ahora, la inflación reporta un aumento que superó el pronóstico, más del 7% es su peor caída después de 20 años de ver que el Banco de México, hoy poblado por gente de López, había logrado mantenerla entre el 3 y 4%.

El golpe será duro para todos, en especial, sí, para los que menos tienen, para los más pobres. Para aquellos que destinan un alto porcentaje de su salario a los alimentos ¿primero los pobres? La inflación se ha comido al salario mínimo y cualquier aumento que se pueda presumir a éste. Mientras la administración lopezobradorista sigue sin entender la economía, dejando de lado al mundo con su política económica globalizada.

Era lógico, el mensaje que ofrecía el gobierno federal a los inversionistas no les dejó otra opción. No hay inversión en tierra azteca, porque no existen las condiciones de seguridad que normalmente buscan, muchos decidieron sacar su dinero del país. Es obvio que existe una guerra en contra de la inversión privada.

México ha retrocedido en el tiempo, y aún será peor, nos encontramos como en la época de los 70’s. El inquilino de palacio tal vez se sienta satisfecho, pues más personas necesitan ahora de los programas sociales porque fueron arrojados a la pobreza.

Pero a pesar de todo, el mes es propicio para que las familias mexicanas busquen refugio con sus seres queridos. La época provoca encuentros que en algún otro momento del año fue más complicado, en especial, porque la pandemia aún no termina. Poder ver a los suyos después de una larga ausencia para desearles lo mejor, revitaliza el alma, guardando la esperanza de un mejor año.

Pero habría que prepararse, porque pronto llegará el mes de enero y con él, la famosa cuesta de enero, pero en esta ocasión será diferente, ya que promete ser mucho más larga, sufrida y angustiante que otros años, será, la madre de todas las cuestas de enero de la que se pueda tener memoria. No se limitará al primer mes del año, ya que se pronostica que durará hasta mediados de éste, según reportan algunos analistas financieros.

Que la paz y la armonía reine en sus hogares.

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Alfredo Albíter González

Lo bueno, lo malo y lo serio