No sólo las drogas y el alcohol pueden deteriorar hasta cierto grado la salud emocional de una persona sino también una alimentación antinatural y deficiente en elementos básicos para el buen desempeño de la estructura biológica.
Recuerda Indra Devi, yoguista internacional, en su libro “Por siempre joven por siempre sano”, que en la antigua Grecia los políticos se retiraban a ayunar para, con la mente lúcida y en paz, poder tomar decisiones en favor de sus gobernados y sugiere que no le haría mal a los actuales hacer lo mismo para que este mundo fuera mejor.
Recientemente dos diputados del Estado de México, uno de Morena y otro del PAN, casi llegan a los golpes en el Congreso del Edoméx en plena discusión sobre el sistema “ponchallantas” del Circuito Exterior Mexiquense.
Como se ve en los videos difundidos en redes sociales y portales de medios de comunicación, los insultos subieron de tono a tal grado que como gladiadores de circo romano se apearon para tratar de enfrentarse a golpes. No hubo cordura en las partes.
El diputado de MORENA explicaba los abusos que han cometido empresas concesionarias de autopistas como la española OHL (hoy Aléatica) que ostenta la concesión del Circuito Exterior Mexiquense y cuestionaba el sistema ponchallantas que evita que los usuarios evadan el abusivo costo de peaje en su caseta de Las Américas.
Según se aprecia, el diputado del banquiazúl no tuvo la calma suficiente para dejar que su compañero diputado terminara su exposición por lo que lo interrumpió para increparlo y, aparentemente, insultarlo, lo que desató el intercambio de peyoras e intento de una lidia a golpes.
Bueno sería que dada esa amarga experiencia todos los políticos se sometieran ya no a ayunos como el que recomienda Indra Devi sino simplemente a exámenes médicos para conocer su estado de salud emocional y sus hábitos alimenticios. En la actualidad abundan los especialistas en neurología con grandes aportes a un cambio de hábitos que salvan vidas y conductas.
El libro Psiconutrición, del experto William Vayda, cita que el estado físico y emocional, así como el estrés, el (mal) humor, la depresión, ansiedad y las neurotoxinas están indisolublemente ligadas a una alimentación deficiente.
“Todos consideramos como un hecho que las sustancias químicas hechas por el hombre, como drogas y alcohol, afectan la bioquímica del cerebro y cambian drásticamente nuestra conducta”, precisa la obra en su presentación en la cuarta de forros.
Añade: “Sin embargo, no reconocemos con suficiente frecuencia que el alimento que ingerimos, que está formado por sustancias químicas naturales y aditivos de los alimentos, puede producir cambios similares en la conducta y el estado de ánimo”.
La obra dilucida las siguientes interrogantes: “cómo es que lo que comemos y bebemos puede ser fuente insospechada de tensión; lo que el deseo vehemente de alimentos nos dice sobre nuestras emociones; el vínculo entre ciertos trastornos del estado de ánimo e intolerancias y alergias al alimento: la hiperactividad en niños y la forma en que los aditivos de alimentos y factores ambientales pueden contribuir a este trastorno. Y, los alimentos y complementos que mejorarán tu habilidad para pensar y concentrarte”.
Vergonzoso el espectáculo, vergonzoso quien inició la provocación y vergonzoso para los mexiquenses no haber evitado caer en la provocación y tomárselo con calma para invitar al otro a subir a tribuna y exponer sus acusaciones o increpancias en su debido tiempo. Así de fácil, como fácil sería seguir las recomendaciones de Indra Devi y de Wiliam Vayda. Vaya representantes.
Presidente de la ONG Franature
