Después del confinamiento al que obligó la presencia del Covid 19 en todo el mundo, se empieza a observar la recuperación con base en los mecanismos que cada país aplicó para amortiguar la caída económica que ello trajo como consecuencia.
Sin embargo, no todos los pueblos tuvieron la fortuna de contar con líderes que hicieran lo necesario para lograr una recuperación lo menos dolorosa posible, y que más pronto pudieran volver a la vida que tenían hasta antes de la aparición del coronavirus, o lo más cercano a ella. Difícil encomienda
Pese a estar bajo esas condiciones y ocuparse de la reactivación económica y social de sus naciones, hubo los que estuvieron concentrados en cosas distintas. En invadir a un país vecino, por ejemplo. El conflicto de Rusia con Ucrania ha generado un ambiente convulsivo que tiene preocupado al mundo entero. Las condiciones han cambiado de pronto y las prioridades también.
En México, el paso de la pandemia evidenció a un gobierno improvisado y sin reflejos para enfrentarla. No se adoptaron las medidas idóneas; así lo observan en el exterior y se resiente al interior del país. La cantidad de contagios, de muertos y el hundimiento económico pudo haber sido menos severo de haberse tomado con seriedad el problema que estaba por cambiar el rumbo de todas las actividades.
Pero ya no hay forma de cambiar las cosas y las consecuencias deben enfrentarse. Es necesario fijar la mirada en el futuro, no queda de otra, y sería un grave error estancarse en lo que hoy sucede por tiempo indefinido. México necesita refrescarse con un nuevo rumbo de país, pensando en los próximos 50 años.
Ya no existe esperanza de que el gobierno que encabeza el presidente Andrés López Obrador se concentre en enderezar las cosas; la recuperación fundamentalmente se verá reflejada a partir de lo que hagan las autoridades municipales y los gobiernos estatales, porque tendrán que encontrar los mecanismos para solucionar los problemas de sus regiones, con o sin el recurso federal, porque aquél se encuentra distraído en otras cosas. Como en la revocación de mandato y las elecciones de este año, pero eso no puede dar motivo para que los demás se relajen y dejen de reaccionar e intensificar la forma de buscar el resurgimiento de sus respectivas comunidades.
No es posible únicamente considerar que las actividades poco a poco vayan tomando curso hacia lo más parecido a la normalidad. La pandemia y el abandono del gobierno federal obligará a atender en lo local los problemas de salud, seguridad y economía; son temas que requieren ser atendidos de inmediato.
Sin el apoyo federal como tendría que ser, los gobiernos municipales y estatales deberán hacer un gran esfuerzo, porque de ellos va a depender la velocidad con la que se pueda volver a la vida productiva; a recuperar la seguridad de sus ciudadanos y la salud.
El alcance del deterioro real que la pandemia y las malas decisiones afectó a México no se podrá medir en poco tiempo, pero lo que sí se puede, es pensar y trabajar en el mediano y largo plazos; enfocar la visión de programas de gobierno afines y ambiciosos para trabajar en ello, dejando la determinación de las responsabilidades que puedan surgir por negligencia a las instituciones creadas para tal fin.
En este tenor, es imperativo pensar en la sucesión del gobierno del Estado de México, pues resulta fundamental conocer en quién se va a depositar tan importante tarea; se han venido barajando desde hace tiempo los nombres de los posibles sustitutos del gobernador Alfredo del Mazo Maza, quien tuvo que enfrentar catástrofes naturales, la pandemia, y las condiciones económicas, político y sociales de la entidad, que se magnificaron al tener que lidiar con un gobierno unipersonal y megalómano que no le ha permitido avanzar como hubiese querido.
Al gobierno de del Mazo se le ha ido el tiempo, ya no habrá para más, por lo que es el momento de reflexionar a conciencia en su sucesor, observando a los diferentes cuadros de su partido y de la coalición Vamos por el Estado de México, conformada por PAN, PRI Y PRD que tan buenos resultados les dio en las pasadas elecciones. Y sería la mejor apuesta para los tres institutos políticos.
De otra forma, con el apoyo económico y los programas sociales con los que contará el partido en el poder, parece complicada y muy desigual la contienda, independientemente de quien sea él o la abanderada de la coalición, por lo que las fuerzas deben dosificarse y no desgastarse.
El PAN cuenta con un excelente cuadro en la persona de Enrique Vargas del Villar, ex Presidente Municipal de Huixquilucan, y que tan buenas calificaciones recibió por su labor al frente del ayuntamiento de ese municipio, sin embargo, el apoyo que ofreció en su momento no dio lo que se esperaba, aun así, no puede descartarse.
Por el PRI son las mujeres las que se han posicionado con esa posibilidad; como Alejandra del Moral, Ana Lilia Herrera o Laura Barrera Fortoul, aunque existen otras con el perfil idóneo, pero ellas son las que más se han mencionado últimamente, y bajo esas condiciones, la atención se dirige hacia ese sentido.
Por parte del PRD parece un poco más difícil, por la fuga de cuadros que se han encaminado hacia Morena, pero tampoco puede descartarse la posibilidad de que levante la mano para ofrecer una buena propuesta.
Sin embargo, parece que el encargo puede estar ya dispuesto para una mujer. La recuperación de la economía involucra más que nunca al género femenino que se vio afectado por la pérdida de empleo, la desaparición de las instancias infantiles y de los refugios para mujeres violentadas, por ejemplo.
A pesar de ello, no dejaron de trabajar porque de gran parte depende la economía familiar, por lo que tuvieron que emigrar hacia la economía informal, no les quedaba de otra, sin garantías laborales, sin seguro, y sin el apoyo de los beneficios que ofrece un trabajo formal.
Y no es por el hecho de que sea una mujer la que pueda garantizar una mejora sustancial, merecida y peleada por años, sino que la legalidad jugará su parte, podríamos estar en la antesala de un empoderamiento real de la mujer.
Por lo tanto, de entre los perfiles que se manejan no hay que perder de vista a Ana Lilia Herrera, tiene grandes posibilidades; las razones saltan a la vista con el simple hecho de revisar su trayectoria para darse cuenta de que cuenta con las cartas suficientes para ser considerada.
Además, fue la candidata más votada en las elecciones pasadas, no ha perdido una elección y realizó un buen papel haciendo equipo con Fernando Flores, y Laura Barrera. Tiene capacidad para estar al frente de un equipo bien embalado para recuperar el brillo de la entidad mexiquense y planear, con una visión estadista, el futuro de los mexiquenses, dejando de lado el enfrentamiento social al que ha estado sometida la sociedad en los últimos tres años. Le quedará un año al presidente López y habrá que ver hacia el futuro.
Ya veremos qué sucede con uno de los Estados más importantes en el tema político.