El Congreso local tomó protesta como nuevo fiscal general de justicia de la entidad mexiquense a José Luis Cervantes Martínez, tras la renuncia que presentó Alejandro Gómez Sánchez.
El nuevo fiscal cuenta con una amplia trayectoria. Magistrado del Poder Judicial del Estado de México desde 2016. Además, ocupó diversos cargos en la Secretaría de Relaciones Exteriores, en la Procuraduría General de la República y en Secretaría de Gobernación, entre otros. Con 58 años de edad, enfrentará su nuevo reto.
Con este nombramiento se acaban las especulaciones que se habían formado a su alrededor. Ahora, corresponde revisar a fondo las condiciones reales en las que se encuentra la institución. Porque una cosa es lo que haya presumido a su salida Alejandro Gómez y otra muy distinta la que se puede descubrir al empezar a observar el verdadero estado que guarda.
La Fiscalía, anteriormente Procuraduría General de Justicia, ha tenido que enfrentar las adecuaciones que la propia sociedad va imponiendo, y lo ha hecho como ha podido, porque no todos los que han estado al frente de ella se preocuparon por hacer los cambios y ajustes necesarios para ofrecer un mejor servicio.
El panorama que se le impone a quien tomará las riendas de tan importante encargo, no se le presenta de ninguna manera fácil y terso. Tendrá que desmadejar la hebra para ir reconociendo los nudos que han impedido que el servicio que se ofrece sea aceptable.
La falta de personal, de equipo, de espacios y un histórico abandono de la inversión que se requiere para que sea efectiva, le presentarán con crudeza la realidad que se vive al interior de la fiscalía, y eso es sólo una parte, porque se ha dejado también en el olvido la necesaria capacitación y especialización de su personal.
Limpiar la cara a la Fiscalía no es tarea fácil, eso debe saberlo el nuevo fiscal, y para no empezar de cero tendría que apoyarse en quienes a pesar de la indiferencia que ha mostrado el Congreso local a través de los años, han avanzado a duras penas y con grandes dificultades para sortear los problemas cotidianos.
Sánchez Gómez presentó su renuncia acusando cansancio, que más bien parece un pretexto para una salida fácil. Tal vez algún día se sabrán las verdaderas razones de su dimisión.
No hay duda de que la Fiscalía General necesita una fuerte sacudida desde el sótano hasta la oficina del fiscal, merece un cambio profundo. No obstante, para poder hacerlo, se tiene que conocer y reconocer los vicios más ocultos. Una buena cantidad de personalidades han desfilado por el cargo, no todos han dejado las cosas mejor de como las encontraron.
Algunos de los Procuradores que estuvieron al frente pasaron sin pena ni gloria, sin dejar un buen recuerdo de su paso por la institución, más bien, tomaron el cargo como una oportunidad para visualizar un mejor futuro, como el caso de Alfonso Navarrete Prida, que deseaba ser gobernador.
Hubo otros que tras el ejercicio de su responsabilidad colocaron el nombre de la Procuraduría en boca de “todo el mundo” hacia el sur de la frontera, no por algo bueno, ya que fue objeto de burla y de pena ajena. Me refiero al caso de la pequeña Paulette Gebara de tan solo cuatro años de edad, que se reportó extraviada el 22 de marzo de 2010, para aparecer el 31 de marzo envuelta en sábanas entre el colchón de su cama y los pies de la misma. Su muerte fue declarada como accidente.
El asunto se hizo mediático y llamó la atención a nivel internacional, y la entonces procuraduría quedó en vergüenza total. En el mismo lugar en donde fue encontrado el pequeño cuerpo, se habían realizado diversas entrevistas, y los peritos y personal que intervinieron en el evento tuvieron que arrastrar por mucho tiempo un gran desprestigio.
Aunque también se han dado aciertos que han enaltecido el trabajo del personal, que, sin embargo, pocas son las ocasiones en las que han sido reconocidos. Porque los hay con experiencia, aquellos que guardan un gran amor por el trabajo que hacen, y se conforman con la gratitud que muestran los usuarios.
Es tiempo de ofrecer un mejor servicio, de aplicar correctamente la ley, de realizar un buen trabajo de investigación para enviar a quienes lastiman a la sociedad a donde deben estar. La sociedad clama por justicia, porque en los últimos años el crimen se ha ido adueñado de todo.
José Luis Cervantes obtuvo la rifa del tigre y le esperan jornadas intensas en las que habrá de organizar todo, armar un gran equipo de trabajo, reunirse con las bancadas en el Congreso para obtener los recursos necesarios para ofrecer buenas cuentas, todo dependerá de ese apoyo, porque por muchas ganas y conocimientos que tenga, no podrá lograr superar los problemas que enfrentará.
Una de las preocupaciones más agudas lo representa, el problema que enfrenta la sociedad en todo lo que tiene que ver con el crimen organizado. El sur de la entidad mexiquense se ha convertido en una verdadera cueva de lobos, imposible penetrar en algunas zonas sin estar debidamente preparados.
Además, para el año próximo habrá elecciones para elegir al nuevo gobernador del Estado de México, y como se ha visto en otras zonas del territorio nacional, el crimen metió las manos en el proceso, según varios reportes, y no cabe duda que el Estado representa la “joya de la corona”.
En poco tiempo podremos ver cuál es el apoyo con el que contará el nuevo fiscal, así como con quien se hará acompañar, qué alcances tendrá para hacer su trabajo, y si este, será pleno y no por consigna.
Por cierto, el personal de la institución aún espera un aumento que se les prometió desde hace más de una década. Ojalá se tome nota.
