A principios del 2017, el 3 de enero para ser exactos, los periódicos anunciaban que tanto automovilistas, como transportistas habían amanecido con la desagradable noticia del 20% de incremento en el precio de la gasolina y también, que culpaban a la reforma energética por dicho incremento. Lo cual se había visto reflejado durante el mes completo en caídas de ventas de hasta el 40%.
Aseveraban, sin embargo, que dicho incremento sólo reflejaba el proceso de transitar de un monopolio estatal a un mercado libre o lo que es lo mismo, ya no habría solo un proveedor de combustibles si no varios.
Los precios alcanzados en ese momento solo eran los primeros establecidos antes de liberar las 90 zonas en las que el país se dividió para tal proyecto, de acuerdo con la distancia de cada localidad de las refinerías de Pemex o a los puntos de importación.
Para entonces, Messmacher subsecretario de ingresos de Hacienda y Crédito Público anunció que sería hasta el siguiente 17 de Febrero que se volverían a establecer precios máximos y fue desde entonces que los incrementos empezaron a ser diarios.
Por otro lado señalaba también que había sido un error destinar los excedentes petroleros a subsidiar o mantener los precios de los combustibles artificialmente bajos, ya que el consumo se encuentra muy concentrado en los hogares de mayores ingresos, el 30% de los hogares con mayores ingresos concentra el 70% del consumo total de los combustibles.
Los primeros cambios para corregir dicho error iniciaron en el 2015 cuando se cambió el precio único de los combustibles por el precio máximo, hacia el 2016 iniciaron las fluctuaciones moderadas pero ya referenciadas a precios internacionales y para 2017, la fluctuación del precio de los combustibles estuvo mucho más apegada a los precios internacionales. El precio de las gasolinas y el diesel dejó de depender de las decisiones de Hacienda y ahora responde a los movimientos internacionales del crudo.
Sin embargo, el 2018 comenzó de una manera parecida al 2017: con un incremento significativo en el precio de las gasolinas y el diesel, si bien, no fue el 20% de hace un año, sí fue superior al 6.5%. Esto implica un alza inmediata que va de 65 centavos por litro de la gasolina magna y de 70 centavos en el caso del diesel, derivada del ajuste de impuestos del IEPS. El incremento en el precio al público podría ser mayor, dependiendo de la zona del país y de la decisión que tomen los dueños de las gasolineras. Recordemos de ahora en adelante que, ya nos encontramos en un mercado de precios liberados.
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