Individualmente, somos una gota…
juntas, formamos el océano.
Tantas mujeres maravillosas de las que les podría platicar. Inteligentes, fuertes, sensatas, llenas de brillo, que han pasado desde hace miles de años, por la vida. Muchas han trabajado por todas. Muchas han hecho historia. Aquí en el Estado, baste nombrar a Sor Juana, a Leona Vicario, a Laura Méndez de Cuenca, a Remedios Ezeta, a Yolanda Sentíes, Laura Pavón... Y las que, desde hace un buen rato, ya existen y han abierto camino.
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Había una mujer en Alejandría que se llamaba Hypatia, hija del filósofo Teón, que logró tales conocimientos en literatura y ciencia, que sobrepasó en mucho a todos los filósofos de su propio tiempo. Habiendo sucedido a la escuela de Platón y Plotino, explicaba los principios de la filosofía a sus oyentes, muchos de los cuales venían de lejos para recibir su instrucción.
Consiguió tal grado de cultura que superó de largo a todos los filósofos contemporáneos. Heredera de la escuela neoplatónica de Plotino, explicaba todas las ciencias filosóficas a quien lo deseara. Con este motivo, quien quería pensar filosóficamente iba desde cualquier lugar hasta donde ella se encontraba.
Sócrates Escolástico.
Hypatia nació en Alejandría, capital de la diócesis romana de Egipto, a mediados del siglo IV, en 370. En toda esta suerte de encontrar a mujeres excepcionales, y que tuvieron no un final feliz, pensamos que su tarea no ha sido fácil. El rezago es histórico. Hypatia misma fue desollada por ser la directora de la Biblioteca de Alejandría, cuando solo los hombres gozaban de ese derecho.
Por otro lado, y muchos años después, la francesa Olympe de Gouges, nació el 7 de mayo de 1748 en París, y es el seudónimo de Marie Gouze. Escritora, dramaturga, panfletista y filósofa política, y fue autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana (1791). Como otras feministas de su época, militó a favor de la abolición de la esclavitud. Detenida por su defensa de los Girondinos fue juzgada sumariamente y murió guillotinada. la feminista guillotinada por Robespierre: la causa, creer que las mujeres tenían los mismos derechos que los hombres, y quien fue la autora de la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadanía.
Alfonsina Storni, que nació en 1892 en Suiza, fue la primera mujer que ingresó a la comunidad de escritores de la Argentina. Iba a sus comidas y encuentros como "un hombre más", integró la defensa del derecho al voto de la mujer argentina, donde vivió desde chica.
Malala Yousafzai, ha sido la mujer más joven en recibir el premio Nobel de la Paz, pero antes de ser galardonada, los talibanes le dispararon en la cabeza por defender la escolarización de las mujeres.
La lista sería interminable. Pero la realidad es que mujeres como las mencionadas y las que no se encuentran en estos renglones, pero sí en muchas portadas, videos, redes, revistas y documentales, han sido precursoras de los derechos que reclamamos, porque nada les ha sido regalado.
Mujeres echadas para adelante, que son sororas, y que creen que lo pueden y que lo hacen y bien; mujeres respetadas por hombres que las han acompañado y luchado junto a ellas en este devenir.
En este momento, y en el Estado de México, existen varias mujeres en el gabinete legal de Alfredo del Mazo. En Cultura; en Trabajo; en Desarrollo Social y por supuesto, en esta nueva Secretaría de la Mujer. Todas las mujeres que en este momento están en estos muy importantes y categóricos lugares, han emprendido, a lo largo de toda su vida, un decisivo esfuerzo. Con gran voluntad se han preparado; son inteligentes, sensatas, triunfadoras y llenas de brillo.
Cuando se creó la Secretaría de las Mujeres, se puso a una doctora, Isabel Sánchez, diputada local, y recientemente colocó al frente a una mujer que representa lo que resulta un esfuerzo continuo y disciplinado, Martha Hilda González Calderón, quien sigue abriendo brecha, para que las mujeres puedan acceder a mejores salarios, mejores condiciones de trabajo, de educación, de salud y a la protección de sus derechos. Así sea, por el bien de todas nosotras.
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