Tener la fortuna de estar inserto en el partido en el poder, genera luchas internas irremediablemente, porque la mayoría de los suspirantes sabe de antemano que contarán con el apoyo del gobierno federal. La garantía del triunfo la sienten en las manos. Es más seguro ganar que perder.
Como consecuencia de lo anterior, es normal observar la disputa de quienes buscan adelantarse a los demás. No es exclusivo de Morena, así ha sucedido en los demás partidos políticos; esa ambición por conseguir colocarse como el posible candidato a gobernador, es una lucha que no da tregua para ser conquistada.
En el PRI sucedió por muchos años, sin embargo, la disciplina de sus cuadros logró que fuera el partido hegemónico. Los posibles candidatos, congruentes con su formación, esperaban el momento en el que se elegiría al candidato, sabían que únicamente una persona podía hacerlo. Por mucho tiempo el otrora poderoso partido formó una estructura envidiable.
Esa estructura del Revolucionario Institucional era la más poderosa, conocida y reconocida en todo el territorio nacional, pues eran capaces de llegar a los lugares más recónditos, armándose con el apoyo que les ofrecía el partido, el que sin duda, les servía para sobrellevar la pobreza. La base partidista alimentaba sus listados con aquellos que menos tenían.
Los diferentes sectores que cobijaba el PRI, fortalecieron esas grandes columnas con las que se sostenía el impresionante instituto. Todos cabían en la ideología que se ha definido históricamente de centro izquierda o de centro derecha, según convenga.
Pero todo se le fue derrumbando de a poco, las promesas incumplidas a los cuadros menos favorecidos para ser considerados en cargos importantes, hicieron que creciera el desánimo y la decepción. De entre ellos se encontraban verdaderos guerreros que se batían en las calles, pueblos y rancherías, pero veían pasar uno tras otro a los candidatos elegidos, a los que, sin embargo, continuaban apoyando con la misma ilusión. Hasta que hartos de la espera, buscaron mejores horizontes.
Los que resultaron beneficiados de esa coyuntura fueron los demás partidos políticos, pues con el desfile de decepcionados y expertos en materia proselitista, incrementaron sus bases y, sobre todo, se enriquecieron con la experiencia que éstos les aportarían para sus aspiraciones.
Uno de los partidos que se aprovechó de la deserción priista fue el PRD. El 5 de mayo de 1989 Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, entre otros, fundaron el partido del sol azteca; conformando una nueva fuerza, basada en una ideología de izquierda.
El recién creado partido del ingeniero Cárdenas, lo elevó de nuevo como candidato en el año 1994 y después en el 2000, con grandes posibilidades de arrebatarle la presidencia al PRI, que, sin embargo, no le sería nada fácil, pues en 1988 ocurrió la que sería conocida como la “caída del sistema”, cuando el priista Carlos Salinas de Gortari ascendió a la presidencia en una de las elecciones más polémicas de las que se tenga memoria. Para ese momento, el proceso electoral era aún controlado desde la secretaría de Gobernación, encontrándose como secretario el hoy flamante Director General de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) Manuel Bartlett Díaz.
Como consecuencia de los dudosos resultados electorales de 1988, la percepción ciudadana alimentó la idea del fraude y con ella, un creciente malestar, compartido con los opositores al gobierno. En 1990, gracias a un importante acuerdo político, el Congreso reformó la ley y se creó el Instituto Federal Electoral, no obstante, fue hasta 1996 cuando se reforzó su autonomía e independencia del Poder Ejecutivo.
El Instituto Federal Electoral, hoy Instituto Nacional Electoral desde 2014, es el resultado de una lucha histórica; sin embargo, hoy se encuentra bajo fuego y está en peligro por las ideas retrogradas del inquilino de Palacio Nacional. El INE es uno de los pocos bastiones que aún le queda a la sociedad sin ser colonizados desde el poder y, es una garantía, hasta el momento, para evitar los impulsos dictatoriales de quien ha hecho de todo para desprestigiarlo.
Bajo estas condiciones, es natural la lucha interna que se tiene en Morena por alcanzar la simpatía del poderoso y ser considerado y bendecido por el dedo de aquél, para que, con grandes posibilidades, alcanzar su sueño, la silla del ejecutivo estatal.
Son varios los tiradores de Morena; Delfina Gómez, Higinio Martínez, Horacio Duarte, Fernando Vilchis, y parece que se sumarán más a ese anhelo, pero todos ellos saben que tienen qué esperar.
El PRI ha gobernado la entidad desde siempre, sin embargo, hoy las cosas no le pintan un panorama nada favorable. Para muchos, la extrema cercanía del mandatario estatal Alfredo del Mazo Maza, con el presidente Andrés López Obrador, hace sospechar que se esté barajando en lo oscurito el cambio de estafeta en favor del partido del tabasqueño.
Es la coalición Va por México la que le puede dar batalla al hoy poderoso partido, si es favorecida por dos circunstancias, una; que se desmorone Morena al interior ante la lucha por la candidatura, y la otra; que se elija al mejor candidato de la alianza, y que éste sea bien visto por los ciudadanos mexiquenses.
De otra forma, se antoja muy complicado que el PRI retenga el poder en la entidad, son tiempos de cambio, y se tienen que adaptar, pueden cometer uno o varios errores, y aun así hay tiempo para corregirlos. No obstante que Morena no tiene mucho para presumir, el gobierno federal ha hecho muy poco, materialmente en todos los frentes como para poder presumirlos, por lo que la propuesta del partido marrón se reduce a lo que hace el presidente: acusar y señalar a sus adversarios de todos los males y ¡claro! de ser traidores a la patria.
Morena se alimentó de muchos resentidos y que saben muy bien de sembrar discordia, acusar, señalar, y poco, muy poco, en construir, sobre todo, los puentes del diálogo. Morena, en el Estado, se ha hecho del rogar para cuando se ha tratado de la aprobación del presupuesto, fuera de eso, no hay mucho qué contar.
¿Quién será la o el candidato para pelear por el gobierno mexiquense en el 2023? ¿ganará por paliza Morena, según lo pronosticó el presidente? ¿se le ofrecerá alguna embajada a del Mazo? El tiempo lo dirá.