Sin duda el periodismo es una de las profesiones rodeadas de un hálito de interés, de orgullo, de misterio. Hemos visto en la televisión que siempre son enmarcados en una nube de sapiencia y suspicacia. Un periodista siempre está buscando la mejor noticia.
En las series y películas siempre los vemos en peligro por perseguir la verdad, incluso a costa de su vida.
En México esto es una realidad. Los periodistas dejan la vida por su profesión, no sólo porque este país es uno de los más peligrosos para ejercer la libertad de expresión, sino que muchas veces esta noble labor no alcanza para llenar el bolsillo para lo básico.
El periodismo en México es mal pagado. Un círculo pequeño accede a un buen puesto, a ciertas posesiones, casa propia, auto propio. Pero la mayoría de los buscadores de noticias se trasladan como pueden al lugar de la noticia. Muchos de ellos aceptan puestos con malos horarios y en secciones que, aunque no sean de su agrado, tienen que cubrir.
¿Tienen seguro médico? ¿Prestaciones? ¿Posibilidades de crédito para una casa o un carro? No.
Desgraciadamente, la brecha de género, en esta profesión, se abre cada vez más. De acuerdo al INEGI, 71.4 por ciento son hombres y 28.6 son mujeres. El porcentaje de mujeres que encabezan un medio periodístico es aún más pequeña, no rebasa 15.
El monopolio que existe sobre los medios de comunicación no permite que las mujeres se asocien para crear redes de apoyo para periodistas. Obtienen un trabajo, pero luchan por cumplir con los horarios y sus roles de madres o incluso cuidadoras.
El Estado de México no es la excepción, el pago de una nota no rebasa los cien pesos. No hay horarios establecidos, ya que todo depende de la información y la publicidad. Este tema es súper importante, pues en el territorio mexiquense la partida para comunicación y difusión está dentro del programa de Comunicación Pública y Fortalecimiento Informativo, partida mexiquense donde oficialmente se concentra el gasto para la operación y contratación de difusión y publicidad en medios de comunicación.
Sin embargo, este dinero no alcanza para todos los medios, por lo que las periodistas tienen que luchar por un poco de publicidad para que sus medios subsistan, como todos sabemos sin anuncios no hay dinero para pagar papel, dominio o señal.
En una entrevista, el periodista Andrés Solís aseguró que en el Estado de México no se necesita matar periodistas, “los tienes del pescuezo si no les das publicidad”.
Esto va en escalonada, si el dueño no recibe publicidad la nómina también se para y hay que esperar a que pasen las facturas o quieran pagarlas para que se reciba el salario completo.
Según un estudio reciente, los ingresos de un periodista en la mayoría de los casos no rebasan los cinco mil pesos, además que en caso de accidente o problema de salud no se brinda ningún apoyo económico o sicológico. La solidaridad moral de los patrones es lo que permea más en caso de un problema económico, social o legal.
Sin embargo, la solidaridad moral no paga las cuentas del médico, ni las del abogado.
También está la situación de la inseguridad debido al narcotráfico. A partir de ello, los periodistas han visto sesgada la posibilidad de hablar temas que realmente les preocupen por el temor de perder la vida o ser torturados.
Este tipo de amenazas no las para el medio para el que trabajan y de hecho existe la leyenda “las publicaciones son responsabilidad de quien las escribe”, la cual le da derecho al patrón de no hacerse responsable de quien difunde la información.
Manuel Fuentes Muñiz asegura que “ejercer el periodismo en México conlleva riesgos, pero también afectación a los derechos laborales. Atrás de la publicación de una nota se esconden relaciones laborales perversas, traducidas en falta de contratos formales, simulación e incumplimiento impune de normas mínimas por parte de los dueños de medios de comunicación”.
Esto es, los derechos laborales no existen. Nota publicada, nota pagada. Y si representa un peligro para el medio o incomodidad, simplemente no se mete la información. Como todas las personas, las periodistas van al día y si su información no genera recursos, no se paga la renta, o la mensualidad del auto, casa, departamento, etc.
¿Y cómo solucionar esta problemática?
Se propone que se trabaje en una reforma legislativa para reconocer a la labor periodística como una profesión de riesgo donde se contemple el pago por las jornadas extras.
Reconocimiento a los que trabajan sin patrón para regular los pagos y montos justos por su trabajo, ya sea fotografías, notas, artículos de opinión o reportajes, así como el reconocimiento de su crédito y no otorgarlo a la agencia para la que trabaja.
Protección contra enfermedades propias de la profesión:
El Síndrome del Carpo
El estrés laboral
La protección visual ante la radiación de las pantallas.
Problemas lumbares.
La UNESCO realizó una investigación en 2021 sobre la percepción de los periodistas y su profesión donde establece que el riesgo de una enfermedad mortal enfrentó a ese gremio a lo frágil de su seguridad laboral, ya que algunos cuentan que tuvieron que cooperar incluso para el funeral de su compañero.
El 98 por ciento de los periodistas considera que la pandemia trajo terror, inseguridad y desempleo, porque escaseó el apoyo médico por parte del patrón y algunos medios prefirieron cerrar sus publicaciones y por ende dejar a sus trabajadores a la deriva.
La salud es un tema preocupante no solo si lo sufre la periodista, también si tiene algún hijo, padre, madre o esposo en situación vulnerable.
La precariedad del sueldo no le permite acceder a medicamentos o asesoría médica de especialistas y va tapando los boquetes de las facturas de medicinas con lo que puede, trabajos extra, notas sin su crédito o incluso alguna actividad que no tiene que ver con su profesión (mesereo, asistente). Además, los riesgos de trabajo son mayores, pues las mujeres casi siempre son reporteras a pie de calle y como tal pueden sufrir cualquier imprevisto.
Por ello, se requiere que las periodistas puedan tener acceso a una seguridad social que les permita solicitar citas médicas, medicamentos y operaciones al alcance de sus posibilidades.
En cuanto a lo laboral
Se requiere mejoras en el salario y una revisión exhaustiva del contrato laboral, tanto si se trabaja por honorarios como si es de base. Sobre todo para no dar cabida a la impunidad salarial y a trabajar por un salario pírrico durante años.
Para esto, se deben establecer las condiciones en materia de contratación y los compromisos y obligaciones tanto del empleador como del empleado. Revisar que los salarios sean acordes a las necesidades del trabajador y al tiempo que emplea en su tarea. Crear incentivos económicos o programas sociales a los que puedan acceder las mujeres que les permitan seguir estudiando, acceder a becas para sus hijos u obtener préstamos para casa o auto.
De acuerdo a la UNESCO, sólo 80 por ciento de los trabajadores de la información acceden a un nivel superior. No por falta de capacidad, sino por falta de apoyo.
El desarrollo de un programa de apoyo para mujeres periodistas impactará de forma favorable en la igualdad de oportunidades.
El camino es largo, pero se tiene que empezar a construir un techo firme, sobre uno que fue de cristal y en México es de paja.
Debo comentar que no todos los medios o directivos son iguales, hay muchos que son totalmente empáticos y solidarios con sus trabajadores, como con los que yo tengo el honor de trabajar.