Decidirá -en muchos aspectos- sobre la vida cotidiana de más de 17 millones de personas de todos los niveles socioeconómicos e incluso sobre las actividades de quienes tienen relaciones con el Estado de México, en los ámbitos económico, político, social y cultural.
Las determinaciones que tome impactarán en las condiciones de avance -o retraso- de la entidad más poblada de México y sus repercusiones trascenderán al país e incluso, en algunos casos, podrían influir en el ámbito internacional, considerando el valor del territorio mexiquense.
A partir del 16 de septiembre de 2023, quien ocupe la titularidad del Poder Ejecutivo estatal, es decir: quien sea gobernadora o gobernador tendrá la responsabilidad de establecer las políticas, los planes, programas, estrategias y acciones que permitan resolver los rezagos y problemas que vivimos en la entidad.
Deberá tener la capacidad para dialogar con las diferentes fuerzas políticas, con las autoridades de los tres órdenes de gobierno: federal, estatal y municipal, y los poderes Legislativo y Judicial, además mostrar serenidad para afrontar los problemas cotidianos que se viven en el Estado de México y sus 125 municipios.
Temas como la inseguridad, la situación económica, el desempleo, la educación -impactada notablemente por la pandemia por COVID-19-, el transporte público (que no está bien evaluado), la dotación de servicios básicos (donde intervienen las autoridades municipales), la emergencia -recientemente declarada- por la carencia de agua, las demandas de servicios de salud, los feminicidios, la infraestructura carretera, las condiciones para promover la inversión y la generación de empleos, por mencionar algunos de los más significativos, serán su agenda diaria.
Todo ello reclamará mucha experiencia de quien asuma la responsabilidad de gobernar la entidad, pero no sólo eso, también -hablando idealmente- esa persona deberá tener templanza (que consiste en actuar o hablar de forma cautelosa y justa, con moderación o continencia para evitar daños, dificultades e inconvenientes), visión y sensibilidad para atender las demandas más sentidas de la población.
Además, deberá ejercer el liderazgo político necesario para mantener condiciones de gobernabilidad y guiar las actividades de las instituciones que forman parte del Gobierno del Estado de México, sin menoscabo de las condiciones democráticas que se han construido en muchas décadas, procurando siempre un trato respetuoso con todas las expresiones sociales, económicas y políticas de la entidad.
No habrá que perder de vista que quien asuma esa responsabilidad deberá caracterizarse por su honradez y honestidad, que son cualidades fundamentales para evitar actos de corrupción y desvíos en su comportamiento que -eventualmente- pudiera provocar daños a los recursos y al patrimonio públicos.
Por ello, (independientemente de los tiempos electorales que definan los calendarios políticos) nuestra reflexión debería enfocarse en pensar quién de las personas que han manifestado su aspiración de gobernar el estado, cumple con las características para desempeñar correctamente el cargo. En este momento la narrativa pública se centra en quién podría ser candidata o candidato,
pero eso es coyuntural. Técnicamente cualquier podría serlo. Lo verdaderamente relevante es quién podría ejercer la enorme responsabilidad que representa la titularidad del Poder Ejecutivo durante seis años.
Por ello, tendríamos que analizar los perfiles en función de los resultados que han obtenido en tareas públicas anteriores, pero también escudriñar sus motivaciones y valores que les distinguen, porque varias y varios de ellos tienen -como todos los seres humanos- sus lados luminosos y sus sombras, lo delicado sus decisiones y el ejercicio del poder impactarán en millones de personas.
Estamos por vivir un proceso electoral histórico, porque de acuerdo con los estudios de opinión de diferentes empresas encuestadoras, en la ciudadanía percibimos muchos rezagos y problemas, y esas emociones podrían motivar el deseo de un cambio de régimen… pero habrá que mirar si el cambio de régimen en el país -que se decidió en 2018- nos ha generado mejores condiciones de vida. De esa magnitud será la elección de 2023 para las y los mexiquenses.
PERCEPCIÓN
El reporte “Dos años después. Salvando a una generación” elaborado con el auspicio del Banco Mundial, UNICEF y UNESCO, indica que “la pandemia ha tenido un gran impacto en los resultados de aprendizaje y el desarrollo de competencias” en América Latina y el Caribe, particularmente en términos de lectoescritura y competencias aritméticas.
Se afectó “a la salud psicosocial y al bienestar de docentes y estudiantes”, además de que mostró la importancia de las competencias digitales. Ante ese escenario -advierte el reporte- se requiere una acción integral y sostenida en dos vertientes: regresar a la escolaridad y recuperarse de las pérdidas de aprendizaje.
Afortunadamente, en el caso del Estado de México, las autoridades del sector educativo han hecho esfuerzos para que quienes abandonaron la escuela, regresen a las aulas.