Al concluir su viaje por Canadá y después de reunirse con dirigentes indígenas, o de tribus indias originarias de la región, el Papa Francisco dijo en un acto histórico reflexivo que “estoy muy apenado y quiero pedir perdón por el mal que cometieron no pocos católicos que estas escuelas contribuyeron a políticas de asimilación cultural y desvinculación”.
En lo que se denominó como una “peregrinación penitencial” a Canadá, el Santo Padre expuso que “la indignación y la vergüenza acompañan desde hace meses”. El “dolor, resultado de las escuelas residenciales que separaron a hijos de padres y causaron enormes sufrimientos”. El Papa habló ante víctimas sobrevivientes de esos centros.
Con componentes de a contidianidad esquimal, el Papa pidió a los presentes que abrece su historia y su cultura y precisó que el charrán, la golondrina del Ártico siempre llegan a su destino pese a los vientos adversos.
La visita del Papa deja una gran lección para aquellos que aún creen y fomentan el racismo y la discriminación con una ideología colonialista o imperialista de avasallamiento de los pueblos. El perdón del que habló el pontífice más bien sueña a una verdadera reconcialición para las generaciones futuras que debe ser tomado en cuenta.
Presidente de la ONG Franature