El amanuense dirige su mirada a las alturas recordando. Evoca los rituales de la alabanza en la política. El estado de México, sin duda, se debe jactar de ellos, de las reglas del poder, esas en las que aquellos que vivieron y viven del trono, estaban obligados a cumplir y lo hacían rindiendo pleitesía al mandatario cuando era “destapado”, electo, al presentar su informe de actividades o en su cumpleaños. Personalmente, como periodista y buscando entrevistas para cumplir con la “cuota” informativa, caminé entre la inmensa columna de personalidades que buscaban llegar al despacho del mandatario para “tocar” su mano.
La fila iniciaba en el teatro Morelos, pasaba por el Poder judicial y la calle de Lerdo, hasta ingresar por el patio “Mariano” de Palacio. Subía por las escaleras y concluía en el tercer piso, en esa oficina donde estrechaban la mano del “señor”. Abel Quezada plasmó el ritual del “tapado” y del “destapado” en 1957, con una viñeta en la que Ruiz Cortines mostró a López Mateos como su sucesor. Lo hizo en un cartel de cigarros: “El tapado fuma Elegantes”, decía el texto en el que aparecía un hombre de traje con la cabeza cubierta con una sábana.
Hoy las cosas han cambiado pero no sus formas. El Movimiento de Andrés Manuel cuestiona al pasado, pero mantiene en sus principios políticos al “presidente mesías”. Nada ni nadie debe cuestionar al omnipotente mandatario. Dirigirse a él o hablar de él, debe hacerse con la obediencia de su jerarquía. Y ya destapó a la “corcholata” que debe ganar el Edomex.
Tapados y corcholatas del Edomex
Los morenistas hicieron toda una faramalla para ungir a la candidata de su partido y tirarle las intenciones a Higinio Martínez, Horacio Duarte, Mariela Gutiérrez y Fernando Vilchis. Es Delfina Gómez. Ya había sido postulada y perdió. Recuerda usted esa frase de: “Yo jamás tomaría un centavo de nadien…”. En cuestión de horas, nadien se convirtió en tendencia. “Nadien mejor que Delfina en la SEP”. “Nadien como ella para robarse el dinero de los maestros”…
Los partidos que conforman la coalición opositora “Va por México”, que habían jurado contender unidos en la elección del 2023, ya se fracturaron. Tras el anuncio de Morena, el PAN postuló a Enrique Vargas, a quien ya ataca el “charismo”, primero, metiéndole una opositora, Laura Rojas, así como el discurso tercermundista de divisionismo. Vamos, ser empresario y “rico” es su “cruz” para entrar a una contienda política contra una profesora pobre e hija de un albañil. Pero ¡ojo! Vargas si ha dado resultados eficaces en la administración pública y no ha perdido una elección.
Y por el PRI, al parecer –y para ellos-, su baraja está con Alejandra del Moral, Ana Lilia Herrera, Ernesto Némer, Ricardo Aguilar y Carolina Monroy, aunque se bajó ya del tren. Es el punto de vista del escribano pero, parecen puros cartuchos quemados y las aspiraciones caciquiles de ese apartido. Quizá se salva Ricardo Aguilar.
Por el Verde Ecologista, amén de que sus cercanías con Morena le frenen sus aspiraciones, la única y quizá mejor carta que tienen es el líder de ese partido y diputado José Alberto Couttolenc, y por Movimiento Ciudadano (MC), juran que el senador Juan Zepeda es su ficha fuerte, mientras que el PRD anunciaría a Omar Ortega, actual coordinador de sus diputados mexiquenses.
Y mire, este ritual dramático por el poder, deja entrever, en lo que no vemos, que Morena y Andrés se juegan también la sucesión presidencial y el PRI, su vigencia política o su defunción. Quien juega sucio, debería tener opositores “sucios” o, podrían perderlo todo… Sólo digo @raulmandujano
