En fechas recientes se dio la denuncia pública por parte de organizaciones animalistas, entre ellas de la Asociación de Protección de Perros Adopta A. C, que dirige Alicia Granados, una defensora férrea, comprometida, sensible, cuya causa debe ser también la nuestra y que solo merece todo nuestro respeto, admiración y apoyo, sobre lo que desafortunadamente está sucediendo en el Centro de Control y Bienestar Animal de Toluca. No podemos permanecer ajenos al sufrimiento de un ser vivo; ellos son seres sintientes, es un hecho que resulta indignante; las sociedades limpias, las sociedades inteligentes y civilizadas deben proteger a los animales.
Cuando fui Rector de la UAEM, fundé el Centro Infantil de Rehabilitación con Asistencia Canina (CIRAC), espacio que a la fecha aún persiste y que fue edificado con la finalidad de enseñar a los niños, desde muy temprana edad a respetar y a convivir con los animales al tiempo de colaborar con su rehabilitación según fuese el caso y que, además, sirvió para que estudiantes de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, así como investigadores pudieran hacer prácticas, siempre con el respeto que los seres vivos merecen. En su gran mayoría se encontraban perros rescatados de las calles, los cuales eran protegidos y resguardados para siempre. Así como el noble impulso a los quirófanos itinerantes y el apoyo decidido que le di al hospital de pequeñas especies. Acciones que hoy, con este lamentable suceso, cobran más sentido que nunca.
Como presidente de la CODHEM y con un proyecto basado en el humanismo, emití la recomendación 31/2017 dirigida al entonces presidente municipal de Toluca sobre casos de agresiones de perros en condiciones de abandono, atendiendo la vulneración del derecho a un medio ambiente sano. Debemos de crear una conciencia social, cerrar filas para que estás sean políticas permanentes a corto, mediano y largo plazo; porque no debe existir un descontrol que transgreda otros derechos, todo de una forma u otra debe ser armónico: ya que hablamos, vivimos y coexistimos en un Estado humano.
Mi saludo y reconocimiento a Alan que, en su sensibilidad para proteger a los seres sintientes, fundó el Centro Nacional de Bienestar Animal Maya A.C, ubicado en Cacalomacán y a quien distinguimos con el Premio Humaniza en la categoría de “protección y cuidado de los animales”. Que, fomentando la adopción, luchando contra el abandono y promoviendo campañas de esterilización nos demuestra a diario que cuidar a los animales es una obligación, pero amarlos es un privilegio.
La sociedad, la universidad, los organismos públicos y el gobierno tenemos la alta misión de ser vocera de grandes causas que encaminen el desarrollo de las comunidades. En tanto que si reconocemos que somos parte de un conjunto y que compartimos iguales derechos y deberes, podemos darnos cuenta de que la responsabilidad de cuidarnos entre todos debe ser mayor.
La presencia de perros en las calles o el maltrato animal representa un divorcio del hombre con el mundo natural y evidencia un riesgo latente para todos. Vincular los elementos con los que contamos en una misma labor debe ser nuestra consigna, para que, a través de la bondad, la destreza, la fuerza, el instinto protector que caracteriza a los animales y sobre todo el humanismo, cuidemos el patrimonio más grande de la ciudadanía, que es la niñez.
Caben las palabras de Gandhi: “La grandeza de una nación y su progreso moral pueden ser juzgados por la forma en que son tratados sus animales; mantengo que cuanto más esta indefensa una criatura, más derecho tiene que el hombre la proteja de la crueldad del hombre”.
No podemos seguir dejando pasar administraciones cuyos servidores al servicio de la protección y bienestar animal sean indolentes e indiferentes al dolor de un animal como es un perro callejero o un perro que tiene la desgracia de caer en este tipo de espacios en donde existe un descontrol total de acuerdo a lo que señalan distintos defensores de animales. Hacemos un llamado respetuoso a la PROPAEM para que intervenga lo antes posible y logre dar respuesta a este y a otros casos.
Mi apoyo irrestricto a ustedes, a todas y todos quienes se dedican al cuidado, defensa, rescate y protección de los animales como seres sintientes. En este espacio nos unimos y decimos: ¡NO AL MALTRATO ANIMAL! Y sí al cuidado y tenencia responsable de animales de compañía. Lo dije antes y lo repito hoy:
La agresión de personas hacia los animales es una ventana a la violencia social; siendo este un reflejo de la sociedad, por tanto, urge atender la problemática actual, con acciones de prevención y la estricta aplicación de la ley en la materia. Porque quien menosprecia la vida animal, vulnera su dignidad humana y como decía el gran escritor francés, Anatole France: “Hasta que no hayas amado a un animal, una parte de tu alma permanecerá dormida”. Música en lugar de gritos, poesía en lugar de castigar a los animales, ellos son seres sintientes, demos a los niños y a las niñas ejemplos luminosos que hablen de lo humano, de humanizar al humano, de hacerlo más humano ya que como decía el Benemérito de las Américas: “La protección de los animales forma parte esencial de la moral y cultura de los pueblos civilizados”.
