El término que ha utilizado el presidente Andrés López Obrador, para definir a quienes buscan ser considerados para competir por un cargo de elección popular, y que tienen que sujetarse a lo que determine el líder de un partido político (así se acostumbró en México), para ser quien decida el “destape” de las candidaturas al cargo en disputa, es de “corcholatas”, pues se autodenominó como el destapador oficial con respecto de los que suspiran por la candidatura presidencial para el 2024.
Sin embargo, y pese a causar risa, tal referencia en realidad debería ser considerada como un insulto. Es una desafortunada interpretación de quien se asume, no como líder, sino como algo más parecido a una deidad, capaz de controlar el presente y el futuro.
Pero no es únicamente lo que pueda considerarse, o presumir que es, el aludido, sino la permisividad con la que actúan quienes, sin la menor protesta, permiten ser tratados de esa forma y se asumen como fieles corderos a los designios del único que puede decidir y levantar la voz.
Así, sumisos, aceptan el mal trato y las condiciones bajo las cuales se les exige obediencia a ciegas. No existe la posibilidad de ofrecer alguna idea, por muy buena que les pudiera parecer, pues no están para eso. Están, en concreto, para obedecer y esperar los tiempos que marque su líder máximo. “Los tiempos del señor…” como lo refirió el Secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, más claro, imposible.
De esa forma, los aspirantes a la candidatura por la presidencia de México para el 2024, saben que deben aguardar y solo pueden hacer lo que el “señor” les permita, aunque cada vez se desata más la posibilidad de un enfrentamiento encarnizado entre hermanos, pues Claudia Sheinbaum, el canciller Marcelo Ebrard y el propio Adán Augusto López, esperan ser los elegidos, y se golpean debajo de la mesa constantemente, así será hasta que se dé la señal del “humo blanco”.
Para las demás candidaturas no es diferente, especialmente los aspirantes al cargo de gobernador de las diferentes entidades que se han disputado y que están por disputarse. Son las del próximo año las que revisten una importancia más grande, porque estaría en la antesala del proceso para el máximo cargo.
Sobre todo, la del Estado de México, a donde ya está designada la segura candidata, la maestra Delfina Gómez Álvarez, aún Secretaria de Educación, la “corcholata” de López Obrador, para competir por el gobierno mexiquense. La maestra, reúne todas las condiciones que le gustan al tabasqueño, fiel, obediente y con un toque recaudador, debidamente documentado y sancionado. Pero eso no importa.
Por el otro lado, la coalición Va por México aún no dice la última palabra, pero despuntan políticos importantes y de gran trayectoria como el ex presidente municipal de Huixquilucan, Enrique Vargas del Villar, quien ofreció un destacado desempeño al frente del municipio, que le valió importantes reconocimientos. Pero no se duerme en sus laureles. Vargas del Villar no ha dejado de moverse y es uno de los más activos políticos en busca de la ansiada candidatura, aunque su partido, el PAN, ya le levantó la mano.
Pero bien sabe el huixquiluquense, como los demás que integran la coalición, que el reto es grande, por la cantidad de recursos que se verán destinados para la “corcholata” morenista, y los alcances de ese partido ya se demostraron muy recientemente.
Por parte del PRI no la tienen tan fácil tampoco, pues aparecen Ana Lilia Herrera, Laura Barrera, y la ex presidente del instituto en el Estado, Alejandra del Moral, aunque recientemente Erick Sevilla, actual líder estatal, destapó a la ex alcaldesa de Metepec, Carolina Monroy del Mazo, quien ya dijo que no desea participar.
Son mujeres las que más se mencionan por el otrora poderoso PRI, y es particularmente Ana Lilia Herrera, en la que hay que enfocar la mira, pues es una activista que no descansa, y no ha dejado de reunirse, caminar, visitar a los diferentes líderes y sumarse a todas las actividades posibles, por algo es una referente del instituto mencionado, y quien, además, presenta su carta más fuerte, no ha perdido ninguna elección que haya disputado.
Incluso, se le ha mencionado en varias ocasiones con acercamientos relacionados con Movimiento Ciudadano, pero también, en reuniones que ha sostenido con Vargas del Villar. Claramente lleva ventaja con las demás políticas mencionadas, pero aún no se puede descartar a ninguna. Por ejemplo, Laura Barrera, está trabajando fuerte y tiene claras sus ideas, hace tiempo a pregunta expresa sobre su actitud en el Congreso, dejó en claro que se ha dado la batalla, pero el número de los marrones no permite grandes avances.
De la misma forma, Alejandra del Moral no se puede descartar, sus cargos y su desempeño al frente del PRI evidencian la madurez que ha alcanzado en los terrenos políticos.
Pero ninguno de ellos puede asumirse como “corcholata”, de nadie, ya que se espera que la designación sea alcanzada con base en su trabajo y reconocimiento, al menos eso espera una gran parte de los ciudadanos del Estado de México, la disputa será pareja en contra de Morena, si hay coalición, y si no, casi casi se estaría entregando en charola de plata una parte importante para las elecciones más importantes en el 2024.