Una ficción es algo que no es, que no existe en la vida real; es la acción o efecto de fingir, según la definición básica del diccionario de la RAE; significa hacer creer a otro algo que no existe en ese momento (tiempo, espacio y circunstancia) pero con una intención. Nunca se miente sin un propósito; se puede fingir o simular conscientemente o no –ese es otro tema de larga discusión–, pero siempre se busca provocar algo.
Cada que simulamos, engañamos a nuestros sentidos y al de quienes participan y se involucran en dicha ficción; buscamos generar un efecto en ellos y en nosotros; que quienes lo vean o lo protagonicen conciban o interioricen una idea, sentimiento o conducta, la cual, mediante la repetición, insistencia y diversificación, construyan un hábito y se acostumbren a ello. Piense usted ¿Cuántas simulaciones, después de tanta repetición, se han convertido en realidad y práctica común en su vida cotidiana? No le quiero dar ideas…
La intención de hablar de simulacros es la de reflexionar acerca del tema y de lo habituados que estamos a llevarlos a cabo, pero que su propósito y utilidad muchas veces se pierde de vista. En esta ocasión, dado que el mes de septiembre se aproxima y en las redes sociales proliferan ya los memes que caricaturizan a dicho mes como “septiemble”, el mes de los sismos, vale la pena decir que nadie puede predecir un sismo, ni saber cuándo va a ocurrir, mucho menos cuáles serán sus efectos.
Por eso, cuando practicamos un simulacro de evacuación es con la intención justamente de fingir, simular que está sucediendo realmente y que sus efectos los podemos establecer previamente para poner en práctica nuestros mecanismos de respuesta y emociones al respecto; así como nuestra capacidad de organización –en la escuela, el trabajo o en el hogar– y aprovechar la situación para mejorarlos y recordar que, insisto, nadie sabe cuándo ocurrirá un evento de verdad, ni dónde, ni en qué condiciones nos tomará por asalto; científicamente no es posible saberlo.
La Ley General de Protección Civil, en su Artículo 2, Fracción LIII, indica que un simulacro es “una simulación de las acciones de respuesta previamente planeadas con el fin de observar, probar y corregir una respuesta eficaz ante posibles situaciones reales de emergencia o desastre. Implica el montaje de un escenario en terreno específico, diseñado a partir de la identificación y análisis de riesgos y la vulnerabilidad de los sistemas afectables”. En tal sentido, si usted es de las personas que se salen de la oficina 15 minutos antes de que inicie el simulacro; asume sin seriedad el procedimiento y se burla, critica o entorpece las acciones de quienes participan conscientemente en el ejercicio, está desaprovechando una oportunidad de practicar cómo y qué hacer en caso de presentarse un evento real. Desestimar o no participar en estos eventos cívico-preventivos, resta espíritu ciudadano a su persona en una ciudad llena de peligros y riesgos.
Con independencia de la empatía o confianza que se tenga, o no, hacia la Unidad Interna de Protección Civil responsable de organizar, coordinar y ejecutar el simulacro en su centro de trabajo o escuela, este próximo 19 de septiembre de 2022, a las 12:19 horas, se recomienda respetar y atender las indicaciones antes, durante y después del simulacro, que las personas responsables le requieran y, en medida de lo posible, hacerlo con comedimiento y puntualidad, incluso, si puede, sonreír y poner atención a los detalles y concentrarse en sus propios actos, en cómo reaccionan las personas; simular que en realidad está sucediendo y, de verdad, aprovechar esos minutos para vivirlo y mejorar su actitud y desempeño en estos eventos de desalojo o repliegue, según corresponda.
Finalmente, si cambia de opinión y desea participar activamente, aún está a tiempo de involucrarse; inténtelo –faltan tres semanas– y acérquese al responsable de protección civil de su edificio, oficina, fábrica o escuela y pídale la oportunidad de participar, asumiendo algún rol o responsabilidad: agitar una banderola para desviar el tránsito; tocar un silbato de alerta; colocar la cinta amarilla de acordonamiento; pasar lista y organizar al personal evacuado; revisar que nadie se quede al interior del edificio; suspender la energía eléctrica; desactivar elevadores; tomar evidencia fotográfica; ayudar a las personas de la tercera edad, embarazadas y con discapacidad; usar un altavoz… En fin. Si nunca ha participado, le va a gustar, se divertirá. No olvide que el espacio más seguro lo hace usted. ¡Cuídese!
Hugo Antonio Espinosa
Fue Director del Heroico Cuerpo de Bomberos de Toluca,
Subdirector de Protección Civil e Inspección en la SCT Federal.
Actualmente es Subdirector de Emergencias en el Valle de Toluca, en la Coordinación General de Protección Civil, EDOMEX
@CmdtEspinosa
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