Todos los días, a todas horas, en todos los medios, desafortunadamente nos encontramos con noticias aterradoras, homicidios, feminicidios, asaltos, extorciones, desapariciones, son parte de nuestro triste día a día, la inseguridad se ha normalizado a un nivel preocupante, ¿en qué momento perdimos nuestra capacidad de asombro ante estas atrocidades?
El pasado 1 de septiembre dimos inicio a un Periodo Ordinario más de la LXV Legislatura, fecha en que, de acuerdo a lo establecido en la constitución, recibimos el 4° Informe de Gobierno, repleto, por cierto, de un optimismo irreal. Al día siguiente, fuimos citados a la primera sesión ordinaria en la que discutiríamos un tema de la mayor trascendencia: la Guardia Nacional, institución que fue creada con la intención de fortalecer los trabajos de seguridad en nuestro país, y que de acuerdo a lo establecido en el artículo 21 constitucional debe ser de carácter CIVIL. Con el sello de la casa, es decir, saltándose el proceso legislativo, Morena y sus aliados, aprobaron reformas para dar el control administrativo de la Guardia Nacional a la SEDENA, aprovechando su mayoría legislativa, iniciaron este periodo ordinario, obedeciendo a la imposición de la aprobación de reformas inconstitucionales y al vapor, sin el mayor análisis e ignorando la responsabilidad, compromiso, conciencia y congruencia que exige el quehacer legislativo, sobre todo cuando hemos llegado a 132 mil homicidios dolosos, 3,560 feminicidios y 100 mil desaparecidos, es evidente, los abrazos NO han funcionado y la realidad los ha rebasado.
Se requieren fuerzas de seguridad profesionales, con presupuesto suficiente y cercanas a la población, es prioritario fortalecer a las Policías Estatales y Municipales. Para alcanzar la tan anhelada paz y tranquilidad de las familias mexicanas, reconstruyendo el tejido social, es fundamental impulsar la educación de calidad en todos los niveles, desincentivar la delincuencia es posible mediante la recuperación de espacios públicos y actividades que motiven el sano desarrollo de niñas y niños, así como la generación de espacios laborales para las y los jóvenes que realizan un gran esfuerzo por su superación profesional. Más allá de militares en las calles, se requieren oportunidades.
México clama paz, basta de ignorar y minimizar las lágrimas que derraman las madres de los desaparecidos, basta de ignorar las llamas que consumen todos los días a nuestro país, se requiere de manera urgente una verdadera estrategia de seguridad, con estructura, análisis e inteligencia, pero sobre todo, sentido de realidad.
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