De gran importancia en el tema de la seguridad es la investigación de los delitos. Sin este factor, la delincuencia tiene la posibilidad de seguir vulnerando la tranquilidad de los ciudadanos de bien.
Durante muchos años la Procuración de Justicia se ha conservado igual desde los puntos de vista de la modernización administrativa y operativa, desafortunadamente los esfuerzos para la capacitación y actualización del personal de ministerio público, policía y peritos han sido en vano, mientras no se logre cambiar la actitud de éstos servidores públicos; el sólo cambio de nombre de Procuraduría a Fiscalía, no es suficiente.
Haciendo un análisis cuantitativo, el personal de estas instituciones, en muchos de los casos, sigue siendo el mismo desde hace 20 años, sin que el número aumente en detrimento del servicio que se presta. ¿Cuantas veces no hemos escuchado de la gran cantidad de tiempo que tarda el ministerio público para llegar al lugar en donde desafortunadamente hubo víctimas mortales; o las quejas de algún ciudadano que tardó horas en iniciar una carpeta de investigación por un robo? Estas acciones siguen acrecentando la desconfianza en la procuración de justicia.
Esta tardanza, el maltrato al denunciante y a las víctimas del delito, son signos de la falta de modernidad en las instituciones y la incapacidad de sus servidores públicos.
Aunado a estos temas, la falta de investigación por inexperiencia, desidia o corrupción en las policías auxiliares del ministerio público acrecienta la impunidad y la delincuencia organizada, pero especialmente da paso a la expansión de la delincuencia común que lastima diariamente a la ciudadanía.
Es importante el cambio de paradigmas en la procuración de justicia, el traslado de “Procuradurías” a “Fiscalías” debe conllevar una renovación total, nuevos esquemas de investigación de los delitos; actuaciones periciales exactas y de calidad; un ministerio público humano y sensible de los problemas de la gente; si no lo cambiamos y modernizamos, nuestras instituciones están condenadas al fracaso.
Debemos recordar que el proceso penal en México sufrió cambios de fondo, de un proceso inquisitorio, en el que la autoridad ministerial reunía evidencias y las hacía llegar al juez, a un proceso acusatorio, en el que el ministerio público, los investigadores y peritos se convierten en actores con la labor de probar plenamente la responsabilidad del sujeto activo y acusar con bases sólidas ante la autoridad judicial. La participación cambió totalmente y desde el primer respondiente se tiene una implicación jurídica en el proceso.
En fin, tardaríamos mucho tiempo en explicar estas responsabilidades, sin embargo, lo más importante es precisamente el cambio de mentalidad de nuestros servidores públicos y la convicción para servir con eficacia y eficiencia pues se hará que las instituciones recobren la confianza de la gente. La modernización de las instituciones de procuración de justicia abonará a lograr la paz social y la seguridad que tanto deseamos.
Por cierto; ¿sabías que ya puedes denunciar por internet si eres víctima de un delito?. Entra a la página de la Procuraduría o Fiscalía de tu Estado y ahí encontrarás el procedimiento.