La semana pasada señalé lo que se conoce como acoso laboral o mobing y hoy continuaremos con las acciones que debe usted tomar en caso de sufrirlo.
Es necesario que identifique lo que está sucediendo, anote en un cuaderno el nombre de la persona y la o las acciones que esta realiza en contra suya con el fin de verificar la constancia con que sufre la agresión de cualquier tipo; tenga claro cómo se siente y anótelo también en la libreta.
Una vez que tenga identificada la situación, contacte los servicios profesionales de un abogado para recibir la asesoría jurídica necesaria, siga los consejos del especialista a fin de reunir todas y cada una de las pruebas que sean de utilidad en caso de denunciar y/o demandar lo conducente.
No cuente a nadie de su área laborar lo que está pasando para fugas de información y que se enteren su o sus agresores y cesen de hacerlo de manera temporal y al tiempo regrese el acoso con mayor intensidad. Traiga consigo una grabadora o el celular en la función de captar la voz, en la medida de lo posible obtenga placas fotografías o video y desde luego no elimine mails, correos de voz, notas, cartas, fax, y cualquier documento con mensaje amenazante, discriminatorio o violento.
Tenga en cuenta que la violencia también puede ser pasiva y el hecho de que se le excluya de alguna actividad, encomienda, trabajo o reunión también está provocando en usted un tipo de acoso. Trate de tener testigos, que alguien esté con usted y su acosador a fin de que en llegado momento pueda rendir testimonio de lo que vio, escucho y/o se percató.
Su abogado le dirá en qué momento se cuenta con pruebas suficientes que puedan ayudar ante la autoridad competente para demostrar que usted está siendo objeto de acoso laboral. Si se demuestra a la autoridad la situación, puede solicitar que se le indemnice por mobbing.
Recuerde que si usted actúa de la misma manera pasará de ser víctima a ser victimario; así que nunca reaccione a la violencia con más violencia a menos que esté en peligro su integridad física o su vida. No discuta, recuerde que un acosador siempre querrá tener la razón, aunado a que buscará el pretexto perfecto para mostrar frente a los demás que usted es quien agredió primero. Piense en alguna otra cosa y evada lo que le está diciendo para no acrecentar la ira del otro y evitar que lo saquen de sus casillas.
En múltiples ocasiones, el agresor actúa de manera tranquila y pausada para demostrar que no hace nada incorrecto y que el que se irrita es usted. Nunca pierda de vista que la educación es de quien la ejerce y practica, así que si usted saluda o se despide; da las gracias; pide las cosas por favor y a cambio recibe como respuesta ser ignorado, no realice acción alguna en consecuencia. Aprenda a sonreír, mientras lo hace desbalancea a su agresor y puede irse debilitando. Si siente la imperiosa necesidad de contestar diga algo que pueda parecer gracioso como, “aun con días soleados hay quien ve todo gris”. Sonría y siga a lo suyo. Si alguien más se acerca con usted a comentar lo que sucede o le hace del conocimiento que se siente igual que usted hágalo su aliado, sin dar mucha información hasta en tanto tenga la seguridad de que también es víctima, invítelo a ver a un abogado sin informar que usted ya lo ha hecho.
Realice alguna actividad física, esto le permitirá canalizar la ira, la tristeza o el enojo. Le permitirá sentirse saludable de cuerpo y mente y esto se nota incluso en la toma de decisiones, practique yoga, el saber respirar oxigena y da lucidez. Recuerde no se trata de desconfiar de todos, se trata de confiar en usted.
¿Y por qué no decirlo?… la obligación de cuidarnos, es de todos.
¡Los abrazo de corazón!