Enfrentar la adversidad es una constante en el desarrollo de la humanidad. Siempre ante situaciones que la ponen a prueba de manera cíclica, los humanos se han cuestionado la forma en que emplean sus capacidades y recursos para superar sus propias vulnerabilidades, cuyas causas son provocadas, paradójicamente, por sí mismos. Así, a golpe de repetición, se organizan y se preparan una y otra vez para contener y/o evitar futuros desastres provocados por terremotos, inundaciones, incendios, huracanes y sequías, cada vez más fuertes, prolongadas y de efectos a veces inauditos, buscando salir cada vez más rápido y mejor de las crisis generadas por la relación abrupta y caótica entre el homo sapiens y el medio que lo rodea.
El sentido gregario y solidario que por naturaleza prevalece en la condición humana es el que se busca incentivar de manera constante a través de las políticas públicas que a nivel mundial se diseñan desde la ONU para enfrentar los desastres; una de esas políticas es la generación de brigadistas y personal voluntario para la colaboración en la reducción de riesgos. Aunque con poco éxito en México –debemos reconocerlo– año con año se suman esfuerzos en esta materia y nunca es suficiente. Por eso hoy hablamos de los Brigadistas y Voluntarios que de manera modesta y siempre fundamental ponen su granito de arena en cada situación de emergencia.
A raíz de los terremotos del 19 y 20 de septiembre de 1985, hace más de 35 años, se hizo necesario estructurar y perfeccionar la operación de las Unidades de Protección Civil –en los tres niveles de gobierno y en cada inmueble de los sectores público, privado y social– con base en un esquema participativo, organizado y coherente con nuestro sistema de organización social, el cual se destaca a nivel mundial por ser muy solidario.
En tal sentido, se incluyó en la Ley General de Protección Civil, reformada y actualizada en 2012, la esencia del trabajo de las Brigadas de Emergencia, definida en el artículo 2, Fracción VI, como “Grupo de personas que se organizan dentro de un inmueble, capacitadas y adiestradas en funciones básicas de respuesta a emergencias tales como: primeros auxilios, combate a conatos de incendio, evacuación, búsqueda y rescate; designados en la Unidad Interna de Protección Civil como encargados del desarrollo y ejecución de acciones de prevención, auxilio y recuperación, con base en lo estipulado en el Programa Interno de Protección Civil del inmueble”.
Así, la labor de estas personas altruistas –esencialmente no reciben salario, ni ninguna contraprestación por su servicio– consiste básicamente en ayudar. Operan en cada inmueble y sus tareas fundamentales son prevenir situaciones de riesgo y aplicar procedimientos de emergencia que ayuden a prevenir y minimizar las consecuencias del impacto de una calamidad. Otra labor muy importante es la de informar y concientizar a la población del inmueble sobre los riesgos a que están expuestos y brindar auxilio de manera planeada y organizada ante un estado de emergencia.
Las Brigadas que se forman en cada inmueble o edificio deben estar justificadas de acuerdo con los riesgos, características y necesidades particulares (fábricas, bodegas, terminales de transporte, hoteles, edificios de oficinas o departamentos, hospitales, centros comerciales, etc.), así como la cantidad de elementos que las integran (lo óptimo es un brigadista por cada 10 usuarios del inmueble). Los brigadistas también deberán coordinarse con los cuerpos de emergencia (Bomberos, Cruz Roja Mexicana, Policía, etc.) para proporcionar el auxilio en forma integrada.
Contar con Brigadas de Protección Civil proporciona a los usuarios de un inmueble seguridad y tranquilidad, por lo tanto, el factor más importante para que la brigada alcance sus objetivos, es el elemento humano que la integra. Si consideramos que los brigadistas afrontarán situaciones de emergencia, implica estar bajo tensión al realizar una serie de procedimientos y toma de decisiones. Por eso es importante el perfil del brigadista. Las características físicas y psicológicas que deben poseer deben estar alineadas con la voluntad y el deseo de apoyar a nuestros semejantes, ya que a veces contar con conocimientos y habilidades no es suficiente sin vocación. Entonces tener aptitud, actitud es fundamental.
Todas las brigadas deben participar en los simulacros de emergencia, por lo tanto, este 19 de septiembre de 2022 –si, exactamente el próximo lunes– usted podrá verlos en acción en su oficina, fábrica, escuela o condominio. Conózcalos, obsérvelos y apóyelos atendiendo sus instrucciones, brindándoles una sonrisa y un agradecimiento por su labor… Chance y usted se anime próximamente. Piénselo. En tanto, recuerde que el espacio más seguro lo hace usted. ¡Cuídese! ¡Que su semana sea de éxito!
Hugo Antonio Espinosa
Fue Director del Heroico Cuerpo de Bomberos de Toluca,
Subdirector de Protección Civil e Inspección en la SCT Federal.
Actualmente es Subdirector de Emergencias en el Valle de Toluca, en la Coordinación General de Protección Civil, EDOMEX