“Se conmemora para no olvidar”
Para las nuevas generaciones “El 68” es una fecha que se conmemora, una leyenda, una realidad que se ha ido desdibujando, de no ser por las películas, alguna serie de televisión y los libros de Luis González de Alba y Elena Poniatowska, que quienes marcharon el domingo probablemente no han leído.
La mayoría de sus líderes, setentones y ochentones han ido muriendo y los documentos desencriptados en años recientes dan cuenta de los hechos que no tienen relación con la agenda de los manifestantes del domingo; sí, en cambio, preocupaciones nuevas del tiempo que se vive. Sin embargo, no debiera olvidarse nunca que este movimiento fue un hito en la historia de México en la lucha por la libertad y la semilla de la democracia.
Y a ocho años de la noche de Iguala en la que 43 estudiantes de la Normal Isidro Burgos fueron desaparecidos por orden del presidente municipal, José Luis Abarca, casado con Ángeles Pineda, hermana de dos lugartenientes de los hermanos Beltrán Leyva, que esa tarde rindió su informe del DIF.
A fuerza de manifestaciones, de encuentros de los padres de familia con autoridades diversas, de la participación de expertos forenses, el doloroso tema se ha ido desgastando; esa es la naturaleza de la historia cuando se manosea tanto.
Hoy, el escándalo generado por los hackers de Guacamaya y la información que se proporcionó a Latinus, nos lleva a mirar con otros ojos, no sólo la frágil salud del presidente López Obrador que quedó expuesta, sino los hechos más oscuros de la historia contemporánea del país. En los documentos hackeados que suman seis terabytes, es decir, alrededor de veinte años de información. La salud del presidente será lo de menos. Quedarán a la vista crímenes de estado, acuerdos inconfesables, relaciones con el crimen organizado y su poder en el país, de donde se obtuvieron los recursos económicos para tres campañas de AMLO, si él no contaba con ellos.
¿Quién o quiénes están detrás de todo esto?, ¿cómo se irán haciendo públicos los documentos? Las respuestas serán de acuerdo a los intereses y las negociaciones que convengan a quienes los están manejando. La historia será el gran tribunal.