Construir un camino toma más de una vida. En ocasiones, se está cierto de que uno ya se acerca a la meta y se ve la luz al otro lado del destino. Se sabe que todo lo hecho, tiene que llegar a buen fin.
Como acto de amor, es testimonio permanente. Es gran esfuerzo de quien inicia un camino que debe tener un único fin: la trascendencia. Competir con los antepasados brillantes, es bien difícil. Pero competir con uno mismo es agotador. Es perfectible todos los días. Es un caminar lleno de soledades, pero también de bellezas y voces, que irán llevando de la mano: la trascendencia. Alguna inagotable bendición de Dios.
“Soy el que soy: precursor de un camino –simplemente distinto-: ni mejor ni peor: eso sí, fuera de todo lo común porque me aseguro de que éste no quede vacío. Los ideales elaborados alrededor de los valores y virtudes del ser humano, constituyen los más sólidos caminos. Estos no tienen fin y se renuevan todos los días. Quienes los construyen hacen que la vida vuelva a inventarse mil veces”.
***
Escribía yo hace años, siete ya: Haré en breve un libro que pretende ser la historia de un camino que ha iniciado un gran precursor. Es por supuesto de vanguardia, pero su importancia es que tiene varios senderos, y todos llevan al mismo lugar: meta anunciada y vivida; estudiada y entendida; valorada e identificada por un solo objetivo: el amor al Estado de México.
Este ser, no tiene la más mínima gana de hacerse notar. Hace años, Cuando le mostramos el primer protocolo de investigación, su respuesta fue: “¿Por qué un libro para mí, si todavía no me muero…?”.
Él es Ignacio Pichardo Pagaza quien una vez más, nos dio el ejemplo más contundente de por qué es, ha sido, y será una de las figuras más importantes que tiene nuestra nación, dentro de la política y de la administración pública mexicana y de muchos otros lados del mundo.
“Esta es la historia de una serie de argumentos, sentencias, búsquedas, indagaciones y sustentaciones, en los últimos años, de la inteligencia de Ignacio Pichardo Pagaza.
“Lleno de veredas, valles, bosques y árboles, la historia, puede que recoja parte de algunos rumbos de un paraíso: Valle de Bravo, en donde desde hace años, la historia nos cuenta cómo su tío, el obispo Arcadio Pagaza, trajo parte de la cultura que aún se sigue enarbolando.
“Nos conduce por un majestuoso ser vivo que nos llama todos los días en la mañana a saludar y a embellecer nuestro entorno. Ese que protege, pero pide a gritos protección: el milenario Xinantécatl, nuestro querido volcán, “El nevado de Toluca”. ¿Tradición, belleza, abandono? ¿Qué haremos con él para que nos siga preservando? ¿Un Dron ayudará? ¿No hubiese sido mejor otorgarle un Doctorado Honoris Causa?
Todavía es tiempo. Ahora.”
El hizo su libro, y nosotros no. La verdad es que Julián Salazar, su gran amigo, me llamó hace poco y me dijo que sería muy importante hacer un texto de ecología de nuestro maestro. Por supuesto, dije sí. La primera que aportó un muy buen artículo, fue Arlette López Trujillo. Ex secretaria de Ecología de nuestro Estado. Es la patada de bendición que nos remitirá a un buen texto. De nuevo, “va por él”.