Con su lema humanista dignidad, libertad y justicia para todos, la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) llegó el 10 de diciembre a su 75 aniversario, documento adoptado por la Asamblea General de las Naciones en 1948 en París.
No obstante esa declaración, que adoptaron los países miembros de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), desde la fecha de su emisión hasta la actualidad ha habido una serie de crímenes y golpes de Estado por personeros a sueldo que han violado los principios más elementales de esa declaración.
Para conocer el gorilesco retroceso que tan sólo ha habido en América Latina desde los golpe de Estado hasta los llamados suave basta con remitirse tan sólo a dos obras: Crímenes contra la humanidad y Un siglo de terror en América Latina, de Geogrey Robertson y Luis Suárez, respectivamente.
El ejemplo más fresco es el del miércoles 7 en Perú con la ilegal defenestración o golpe de Estado del presidente electo constitucionalmente, Pedro Castillo, quien sufre un embate de la derecha y la oligarquía que raya en la violación de derechos humanos pues, como bien explicaron analistas, pese a errores el cierre del Congreso, como él lo pretendió, estuvo apegado a la Constitución de su país.
La declaración recoge en sus 30 artículos derechos humanos básicos. Aunque en resoluciones internacionales se han reiterado esos principios como igualdad y no discriminación, las clases políticas que han dominado política y económicamente a naciones con un usufructo para beneficio de particulares continúan discriminando y tratando de sojuzgar a sus contrapartes con el falso e hipócrita petate del muerto llamado comunismo.
En la práctica no existe el comunismo. Se quedó en sueños después de que en la extinta URSS Stalin tomó el poder. Uno de los principales desarrolladores de la teoría comunista fue Carlos Max, quien ni siquiera era ruso sino alemán.
No hay país que sea verdaderamente comunista si nos basamos en el significado literal de la palabra. El verdadero comunismo nace hace más de dos mil años con el mesías Jesucristo quien fue el primero en proclamar la igualdad para todo ser humano. Konrad Löw cita en su libro La fascinación del comunismo que Carlos Marx “está fuertemente ligado al pensamiento religioso”.
Tal vez por esa y otras razones mezquinas la derecha, los oligarcas y golpistas modernos se pasen por el arco del triunfo uno de los principios más elementales de las Declaración Universal de los Derechos Humanos, que si esta se aplicará, con su artículo de la igualdad, el mundo sería otro.
*Presidente de la ONG Franature