Concluimos un año que no ha sido nada fácil, que se volvió político para ocultar feminicidios, ejecuciones, ataques a la prensa, malas obras, pretextos y manipulaciones, que se convirtió en una batalla entre partidos, entre la izquierda y la derecha, entre el bien y el mal. Los datos oficiales al cierre del 2021 mostraban una incidencia violenta de 35 mil 600 homicidios. Para el cierre del 2022, la cifra será de 44 mil 300 asesinatos. De estos ¡ojo! el 80 por ciento, es decir, unos 35 mil 400, se refieren a ejecuciones del crimen organizado.
En febrero los sistemas de inteligencia nacional revelaron que en el país operan 27 carteles que se disputan el control del tráfico de drogas, y que cada una, tiene un promedio de 2 a 3 células, con las que controlan prisiones, policías estatales y municipales, además de sus economías, es decir, el control de precios y la distribución de productos en mercados y tianguis.
En marzo, la noticia que disimuló los más de 180 feminicidios en el año, fue la inauguración de la terminal aérea “Felipe Ángeles”. Tenía y tiene varias fallas, pero que le urgía al gobierno construir y operar, luego de cancelar un mega aeropuerto. Por este último, más pequeñito y alejado, pagamos, de 75 mil millones de dólares presupuestados, a más de 135 mil millones. Hoy el AIFA presume realizar 30 operaciones diarias, mal negocio.
En abril la consulta de revocación de mandato del presidente acaparó la atención mediática de México pero, lo realmente relevante fue que el asesinato de Debanhi Escobar, en Nuevo León, reveló el pésimo funcionamiento de las fiscalías de justicia en materia de feminicidios.
En septiembre el gobierno sufrió el hackeo masivo de un grupo de activistas internacionales denominados “Guacamaya”. Su irrupción evidenció detalles de la salud del presidente, la versión completa del “Culiacanazo” y la débil seguridad en las aduanas, entre otros. Como siempre, Andrés Manuel respondió con chistes.
En noviembre las marchas, por la defensa del INE y por el capricho de AMLO. La primera reunió a cerca de 350 mil personas y la segunda –dicen- a un millón 200 mil, pero más allá de eso, es que surgió un nuevo indicador, el de una sociedad que anhela transitar a nuevos estadios de paz.
El reto del 2023
El modelo gubernamental de Andrés se ha concentrado en lo político, con el que oculta su debilidad en lo económico. La inflación en México alcanzó su índice más alto al registrar niveles superiores al 7.4 por ciento, que implicaron una escalada de precios que se pretendió ocultar aumentando el salario mínimo hasta 207 pesos diarios, pero que derivó en desempleo y el debilitamiento de empresas..
En el 2023 la magia y el debate estarán en el control de la institución electoral. Todos quieren ser el Var de ese árbitro. El laboratorio experimental de la contienda por el INE ocurrirá de la elección por la gubernatura mexiquense. Si AMLO y Morena logran la victoria en el Edomex, la presidencia de la república se verá más cerca, pese a sus engreídas “corcholatas”.
Hoy, aún hay voces que le exigen disculpas a la historia, Yo pienso que a quienes se le deben, son a los mexicanos del presente. Culpar al pasado es un éxito político de la izquierda que ya no deberíamos creer. La activista Eleanor Roosevelt decía: “No basta con hablar de paz; uno debe creer en ella”. En el 2023, habría que creer en ella. Busquémosla haciendo el bien y pensando en lo que le conviene a México, porque en ese interés, está también el bienestar de nuestras familias. Mi twiter @raul mandujano
