Culmina diciembre y con ello se acerca la celebración de las fiestas navideñas, hecho que nos convoca a compartir la mesa con nuestros seres queridos y a manifestar a través de un gesto o un regalo lo mucho que significan algunas personas en nuestras vidas. Porque como decía Winston Churchill: “La Navidad es una época no solo de regocijo, sino de reflexión.”.
La Navidad arrincona el corazón hasta obligarlo a henchirse de emociones, sensaciones y recuerdos. Da la sensación de que parece tener más significado luego de momentos convulsos por los cuales hemos transitado. No es solo un símbolo que marca un año más y que nos invita examinar las acciones pasadas; es también una temporada que inspira, por todas sus implicaciones personales, religiosas y sociales.
La Navidad ha sido de forma histórica un momento de reflexión e inspiración para grandes artistas y escritores que han encontrado en este momento una oportunidad para cincelar, descubrir y originar grandes obras. Si Hoffmann encontró inspiración para crear “El Cascanueces”, Oscar Wilde la utilizó como fundamento para crear su dichoso cuento “El gigante egoísta”. Ignacio Manuel Altamirano, alumno del entonces Instituto Científico y Literario de Toluca, se inspiró en la época para escribir “navidad en las montañas”. Octavio Paz por su parte también se interesó por este tema para crear “La Redención” y Gabriel García Márquez la concibió para definirla de otra manera con su cuestionada columna “Estas navideñas siniestras”.
La música también forma parte fundamental de estas celebraciones ya que encontramos en el villancico el más acompasando ritmo, la más dulce tonada y el más lírico cuento donde no se canta, se cuenta una historia al compás de la guitarra, voz y chimenea.
Es una excelente oportunidad para leer juntos, en familia, muchos poemas sobre esta festividad, pero también es un canto a la poesía que, en forma de villancico se le rinde al nacimiento de Jesús.
Luis de Góngora, Lope de Vega y Sor Juana Inés de la Cruz también se interesaron en esta festividad que une, no separa; tantos y tantos motivos alrededor de esta celebración, pero ninguno me parece más importante y más hermoso, de sencillez altiva, belleza y profundidad como el hecho de compartir y departir, pero sobre todo de prolongar ese espíritu que debe prevalecer a lo largo de nuestra existencia pues como decía Charles Dickens: “Honraré la Navidad en mi corazón y procuraré conservarla durante todo el año” no solo con una sonrisa o un regalo, sino con la intención de que ese sentimiento de felicidad dure todo el año.
Feliz Navidad a todas y todos.