Ya no hay vuelta atrás, el proceso para elegir al próximo gobernador o gobernadora del Estado de México está en marcha y poco a poco se irán acomodando las piezas del entramado político en todos los partidos y actores que intervendrán hasta su culminación en las urnas el 4 de junio.
Esta misma semana deben iniciar las precampañas y sólo en el Movimiento de Regeneración Nacional hay claridad. Bueno, allí desde fines de agosto, cuando su Comité Ejecutivo Nacional designó a la extitular de la Secretaría de Educación pública, Delfina Gómez Álvarez, como su coordinadora de los comités de defensa de la Cuarta Transformación.
Morena sólo tiene pendiente la integración de la coalición de partidos que le apoyarán, ya que sólo ha confirmado la participación de su eterno aliado, el Partido del Trabajo y queda pendiente si el Partido Verde se une. El PVEM, todavía, insiste en ir sólo a los comicios y en estos días debe confirmar esa decisión. El PANAL se ha alejado de Morena en los últimos meses.
En el caso del PRI ya está definido que Alejandra del Moral Vela será su propuesta para encabezar la coalición que pretenden armar con el PAN y el PRD, este último, en el que Omar Ortega dice que está semana registrará sus aspiraciones en la sede nacional. En el PAN, Enrique Vargas no quita el dedo del renglón y mientras no se firme la alianza, él mantiene sus aspiraciones de contender.
El árbitro electoral dio el banderazo de arranque a un proceso que lamentablemente nació manchado, por los dimes y diretes en que se enfrascaron morenistas y priistas en la primera sesión del Consejo General del Instituto Electoral del Estado de México. Denuncias recíprocas de acciones al margen de la ley que sólo marcan el tono de lo que será la campaña electoral.
Hay quienes se atreven a hablar anticipadamente de fraude electoral por las señales que los gobiernos federal y estatal están enviando a través de sus acciones, como la entrega muy anticipada de los recursos de programas sociales o la inauguración de obras. Eso es recurrente desde hace años y en cada elección se observa lo mismo: gobiernos que utilizan todo lo que está en sus manos de manera legal y en ocasiones hasta ilegal para lograr el poder.
En esta ocasión no tiene por qué ser diferente, sobre todo cuando observamos que lo que está en juego no es nada desdeñable. Se trata de las dos únicas entidades (Coahuila y Estado de México) donde el PRI aún mantiene el poder de manera ininterrumpida desde 1929, por lo que podría llegar a los cien años en el gobierno. Además, se trata, en el caso del estado mexiquense, del que tiene el mayor padrón electoral en todo el país, superior a los 12 millones de habitantes y un potencial económico impresionante.
Mientras todo esto sucede, el presidente Andrés Manuel López Obrador ya dejó en claro que todo el armado de sus programas sociales tiene como única estrategia, el apoyo electoral de los beneficiarios a la Cuarta Transformación; así, claro, lo señaló en una de sus conferencias.
El proceso electoral está, en marcha y esperemos que sea por el bien del Estado de México y de los más de 17 millones de mexiquenses, con campañas llenas de propuestas.
¿Quién ganará? La moneda está en el aire.