“El pueblo sólo es soberano el día de las elecciones”. Alfonso R. Castelao, escritor y político español.
Mientras sorbe a su taza de café americano, el periodista reflexiona sobre los que ganan, o quienes pierden en la elección mexiquense del 2023. Friedrich Nietzsche, decía: “Quien es odiado por el pueblo, como el lobo es odiado por los perros, es el espíritu libre y soberano, el enemigo de todas las bajezas y de todo lo que se adora y que vive en el bosque”. Nietzsche argumentaba que en una nación, la soberanía del pueblo está sometida a un gobernante idolatrado, aquel que ejerce su poder para que el pueblo manipulado odie a sus opositores.
En el estado de México, este año, ocurrirán, con un tinte casi apocalíptico, las elecciones más controversiales de la historia. Si el PRI perdiera, no sólo tendría que dejar la gubernatura, sino que estaría firmando su sentencia agónica. Así de catastrófico se ve el panorama. Su declive sería también la caída de su famélico líder, Alejandro Moreno “Alito”, que no se quiere ir solo. Por eso busca arrastrar en sus culpas y protagonismo, a las dirigencias de otros partidos: Acción Nacional, que negoció en la alianza, la candidatura presidencial del 94; el PRD, que moribundo espera ganancia política en el congreso o alcaldías, y Nueva Alianza, que le da lo mismo estar con unos u otros, su intención es no perder el registro.
Morena, la muralla
Morena, de ganar, pintará al país de guinda, le arrebatará al PRI su fortificación, acabará con la leyenda del Grupo Atlacomulco y verá como sonríe pedante “ya sabes quién” –dicen ellos-. Lo pelearán con todas las argucias y desde la Mañanera, acusarán al INE y al IEEM, a los tribunales del planeta, a los que atacan al Metro y solicitarán la intervención de la Guardia Nacional. En Coahuila marchaban bien pero la renuncia del subsecretario de Seguridad Ciudadana, Ricardo Mejía Berdeja, prendió los focos rojos. La encuesta como sistema de selección de candidatos, no suple una elección, por eso no la hicieron en el Edomex.
En la entidad mexiquense, al PRI le pesan varios factores. El más trascendental es su presidente, Alejandro Moreno, envuelto en escándalos de corrupción, acoso sexual, confrontaciones con las dirigencias, propia y otros partidos, su vanidad y aburrido discurso. Es un estorbo que le significó derrotas electorales desde el 2016 al 2022.
Otra es su ya arcaica estrategia “del tapado”, que generó sólo rumores con Alejandra del Moral, pero lastimó las aspiraciones de Ana Lilia Herrera, Ricardo Aguilar y Ernesto Nemer. La Alianza, o el PRI deberían entender el tamaño de la elección y diseñar una estrategia política en las mismas condiciones que la profesora.
El aroma de la guerra sucia
Para muchos, dependiendo de quién lo dice, se aspira un aroma a fraude. Los de Morena creen que la Alianza pondrá en operación su maquinaria electoral, construida desde el aparato gubernamental, respaldada en el IEEM y el tribunal electoral. Se quejan de actos ilegales pero ellos ya los realizan, aprovechándose del calendario electoral. Es decir, con la elección de precandidaturas, desde el 14 de enero y hasta el 12 de febrero, ya “madrugaron” a la Alianza. Y mientras se definen las candidaturas, que ocurrirá el 2 de abril, ya Delfina anda en campaña, la que repetirá desde al día siguiente, el 3 de abril y hasta el 31 de mayo. Ya luego llega el aperitivo de veda electoral, en la que nadie bajará su propaganda para, finalmente, esperar la elección el 4 de junio… Así que, caras vemos, otra vez a chutarnos la guerra sucia… Mi twiter @raulmandujano
