Diablo: Hola, Simplicio. Oye, te ves mal, pareces deprimido, ¿qué te pasa?
Simplicio: Nada, estoy bien, no me pasa nada.
Diablo: Vamos, amigo, te conozco, sé que algo te preocupa.
Simplicio: Nada que te importe. Es personal.
Diablo: Vaya, si a mí lo que más me importa de los humanos son sus asuntos personales, normalmente incluyen un pecadillo...o pecadote.
Simplicio: En este caso, te equivocas.
Diablo: Mmmm... ¿qué puede ser? Ya hablamos de tus preocupaciones de dinero, de tus tarjetas de crédito, de tus corajes por los aumentos de precios del sector privado y de los incrementos de tarifas del sector público...no puede ser de política porque dices que es personal y en la política no se trata de nada personal...
Simplicio: Eso crees...
Diablo: Pues claro, en política se trata de buscar el mal común.
Simplicio: Querrás decir, el bien común.
Diablo: Bueno, en teoría política, ese fue un invento de ese buey de Tomás de Aquino.
Simplicio: Malo, es ¡Santo Tomás de Aquino! Y no era ningún buey.
Diablo: Bueno, así le decían de apodo en su mocedad al teólogo Tomás, allá en Aquino...
Simplicio: Irrespetuoso Demonio, le apodaban el Buey Mudo porque no perdía el tiempo hablando tonterías como tú y se dedicaba al estudio de la religión en cuerpo y alma. Alberto Magno, sorprendido por el entendimiento de su alumno Tomás, le encargó un Acto escolástico, y a sus fortísimos argumentos el alumno respondió con perfecta distinción, deshaciendo el discurso del maestro, el cual dijo a la asamblea:
“Vosotros llamáis a éste el Buey mudo, pero yo os aseguro que este Buey dará tales mugidos con su saber que resonarán por el mundo entero”.
Diablo: Ah, qué bonita leyenda...urbana. La verdad es que el tal Tomás era regüey, fíjate que razonaba que Yo, El Gran Diablo, no existo porque decía que “el mal, por ser mera corrupción, no existe como tal, como ente, no hay ente que sea malo así pues, todo ente es bueno, apetecible por la voluntad”.
Simplicio: Eso quisieras, malvado Diablo, confundes la bondad de su razonamiento por tu mala opinión de todo lo bueno.
Diablo: Pero si lo que no existe en este mundo es la Bondad y el ser humano es todo, menos racional. Es un animal presumido que cree que por vestirse ya se distingue de sus antepasados los monos...
Simplicio: Te equivocas, lo que te enoja es que, como señala Santo Tomás , "Dios es simple", y simplemente te mandó a la fregada cuando te le rebelaste y te arrojó al infierno.
Diablo: Pues yo al menos no soy un chango parlanchín como tú, soy un Ángel.
Simplicio: Eras...
Diablo: Condenado Simplicio, ya me hiciste enojar, desviaste toda la conversación a la malvada política y a la fantástica teología y te me escabulliste de contarme tu “asunto personal”.
Simplicio: La verdad, me da pena decirte por qué estoy deprimido, además, no creo que puedas ayudarme.
Diablo: Dime, dime, no me dejes picado...
Simplicio: Pues lo que me tiene deprimido es que ya viene el Día de los Novios...y mi novia me cortó.
Diablo: Lo siento, Simply, pero eso sólo prueba mi experiencia de tu mundo, a veces también las monas son como el demonio, aunque se vistan de seda…
(Febrero-2018)