Ante una de las elecciones que prometen ser de las más competidas en el Estado de México, las condiciones políticas que se viven actualmente en la entidad y en el país encierran una gran duda, ¿cuál es el humor que tendrá en ese momento el votante mexiquense?
Y no es para menos, el próximo mes de febrero habremos de saber el destino que tomará el Instituto Nacional Electoral (INE). El plan “B”, denominado así por el presidente Andrés López Obrador, infiere en las entrañas del órgano electoral con una serie de modificaciones a leyes secundarias cuyos mecanismos propuestos violentan la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que, sin embargo, no le preocupan en absoluto al inquilino de palacio nacional.
Más bien, es un acto deliberado para provocar reacciones y en todo caso, lanzarse con todo el peso del Estado, en contra de quien se oponga, como lo ha hecho en infinidad de ocasiones. Por lo mismo, más parece ser una revancha del tabasqueño por no haber sido aprobadas las reformas constitucionales que daban un golpe mortal precisamente a la insipiente democracia mexicana, que de hecho, vive sus momentos más difíciles desde que conquistó su autonomía e independencia del poder ejecutivo.
Por esta razón, el 2023 será testigo de una de las batallas inéditas más complicadas en la vida política de la entidad mexiquense, y del país, pues el partido que aún gobierna, el PRI, ha tenido que enfrentar una serie de embates por parte de los personeros de López, recayendo particularmente en Alejandro Moreno “alito”, su líder nacional.
Por esa razón y otras más, es que volvieron a reunirse los líderes de los partidos PAN, PRI y PRD, para sumar esfuerzos en la alianza Va Por México, lo que no le hace ninguna gracia al mandatario nacional, pero que, de otra manera, no tendrían forma de competir, menos en solitario. En el Estado de México ya se integró esa alianza, con la novedad de que de último momento se sumó Nueva Alianza, lo que es más que saludable, pues de lo contrario, la aplanadora que representa Morena acabaría con las aspiraciones de, al menos, competir.
Así, la pugna pondrá de frente a dos mujeres, que, por cierto, cualquiera puede conquistar la preferencia de los electores. Además, representará a la primer mujer en ocupar la titularidad del ejecutivo estatal, rompiendo con su historia, porque el único varón que aparecerá en la boleta será el senador Juan Zepeda Hernández, de Movimiento Ciudadano, y eso, aún está en duda, porque de último momento se puede decantar por una u otra coalición. Así es la política pues.
Aunque, a decir verdad, el senador Juan Manuel Zepeda no es un desconocido. En las elecciones pasadas del 2017 en las que Alfredo del Mazo se alzó con la victoria, el oriundo de Nezahualcóyotl quedó en una, nada despreciable tercera posición, con más de un millón de votos, lo que le valió ser reconocido por propios y extraños, ya que, con un efectivo trabajo proselitista, fue acortando las distancias entre los punteros y él; en ese momento competía bajo las siglas del PRD, dejando en cuarto lugar a Josefina Vázquez Mota, que al parecer fue abandonada por su partido, el PAN, pero, esa es otra historia.
No obstante, a pesar de que Movimiento Ciudadano sueña con lograr lo inesperado, como le ocurrió con Samuel García en Nuevo León, y antes, con Enrique Alfaro Ramírez en Jalisco, el momento no es, ni de cerca, algo parecido a lo que acontece en el Estado de México.
En términos prácticos, la de este año, será la contienda que tendrá como rivales a dos candidatas de alianzas abismalmente diferentes, por cuanto a sus ideologías, planteamientos, visión, futuro, formas y fobias.
Por un lado, representando a la alianza formada por Morena, PVEM y el Partido del Trabajo, a quien se le menciona como puntera de encuestas y preferida del presidente López Obrador, Delfina Gómez Álvarez, quien carga en sus espaldas con un negro historial por el desvío de recursos de la nómina del municipio de Texcoco para financiar ilegalmente a Morena, cuando era presidente de Texcoco, y que a pesar de que el INE le impuso una multa al encontrarla culpable, salió en su defensa el presidente, asegurando que se trataba de una campaña en su contra.
En cualquier otro momento y en tiempos de competitividad verdadera, la maestra Delfina estaría preocupada por ese pasado, pero hoy; más que en ninguna otra época, es una condición que no logra afectarle del todo, porque el tabasqueño arropa a todos sus feligreses, y ella, es una de sus consentidas.
El cinismo y la despreocupación es sinónimo del gobierno lopezobradorista, lo ha hecho con todos sus protegidos, y pareciera que ninguno de ellos tendría porqué preocuparse.
Bajo estas condiciones, la maestra Delfina Gómez arma su proyecto, que hasta dónde ha dejado ver, carece de sustento elemental para descubrir que en su plataforma vaya a incluir como objetivo rescatar a la entidad del espasmo en el que se encuentra, buscando inversión, progreso y apertura económica y social, más bien, parece que se volcará a lo que le resultó benéfico a su mentor, por lo que no será raro escucharle decir que desciende de familia humilde, que no tiene más que algún bien inmueble y que casi vive del salario de maestra, es decir, todo el show que ocupa López Obrador trasladando la atención únicamente a su persona.
De esta forma, Morena le apostará al sentimiento y no a la razón, de nuevo, claro. Ya les favoreció y no tendrían por qué cambiar de estrategia, porque si algo conoce bien el tabasqueño es precisamente la forma de ganar adeptos dentro de la clase más necesitada, y ni siquiera habría que adivinarlo, él mismo lo dijo con todo el descaro, porque “son ellos los que defenderán, en este caso a la cuarta transformación”.
¿Qué se espera entonces de la otra candidata?
Alejandra del Moral, que estará apoyada por esa coalición que la sociedad mucho tuvo que ver para que volvieran a sentarse a platicar y llegar a acuerdos, Va Por México, tendrá el apoyo más importante del PRI, su partido, pero las aportaciones del PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, sin duda, enriquecerá la propuesta que acompañe a su candidata.
Aún con lo anterior, no se descarta la posibilidad de que el electorado incline la balanza en favor de quien puede aparecer como víctima, y en este caso, seguramente aparecerá la imagen de Delfina Gómez y en la retaguardia, la de López Obrador. México es un país en donde se decide, no con base en un estudio y análisis profundo de conciencia, o, en la reflexión que reportan los antecedentes de los candidatos, sino en lo que les dicta el corazón, y no la mente.
Así que, cualquier cosa puede ocurrir.