Antes se creía que la ignorancia predominaba porque el conocimiento estaba solo para aquellos que podían acceder a los libros, al colegio o a las bibliotecas. Sin embargo, ahora sabemos con certeza que esa no era la razón. Hoy en día no hay nadie que pueda quedarse con una duda; simplemente da un clic y tiene ensayos, libros, fotos, infografías, imágenes, archivos pequeños y grandes sobre lo que anda buscando. Ante tanta información se espera que el acceso al conocimiento ya no sea tan lejano y que todos podamos saber sobre millones de cosas, pero no fue así. Al contrario, al tener todo hecho, solo ha bastado localizarlo y copiarlo fielmente o parafrasear las palabras.
En las escuelas este problema es enorme. Hemos sabido que no solo copian los textos, muchos van más allá, compran sus títulos o sus certificados. Parece que es una proeza salirse con la suya, es decir, cometer un fraude y salir limpio.
Por supuesto, este tipo de casos los oímos de nuestros hijos, de conocidos, pero no se espera que alguien que encabeza el poder judicial esté implicado o implicada en una situación tan deshonrosa, puesto que representa la ley.
Este es el caso de Yasmín Esquivel Mossa quien presentó una tesis en 1987 sobre derecho, la cual, según investigación de la UNAM estaba construida, desarrollada con estilo, contenido, temporalidad, congruencia y manejo de la información de una tesis presentada en 1986 por Edgar Ulises Báez. De acuerdo a lo evidenciado por la UNAM en enero, no quedaba duda que el análisis de las tesis físicas y digitales resultaba en plagio.
No obstante, en días recientes hay hechos que ponen en tela de juicio que la ministra o exministra Yasmín Esquivel pierda su título por actuar de mala fe al presentar su tesis. El primero de ellos es que le han aplicado a la UNAM la ley mordaza, es decir, ante un amparo de la ministra, pueden continuar con la investigación (que se supone ya se había hecho) pero no puede haber resoluciones.
El otro hecho es que un diputado de Morena presentó una iniciativa para que sea la Dirección de Carreras la que haga la investigación y dé el dictamen sobre si hay plagio o no, además de que cualquier evidencia que se haga después de cinco años no procederá. Esto daría como resultado que lo reclamado por la UNAM no llegaría a ningún cauce porque el acto de plagio fue hace 36 años.
En una investigación minuciosa que realizó el diario el País, el plagio de esa tesis alcanza a por lo menos cinco trabajos con los mismos puntos, comas, errores y omisiones.
Como se menciona, el problema no es citar mal, es copiar mal, es plagiar a ojos vistos y salirse con la suya.
No se puede hablar de hacer las cosas de manera diferente cuando nuestra bandera sigue siendo la corrupción.