Los debates permiten a las/os votantes tener más elementos de convicción y análisis para emitir su sufragio. Permiten ver el desenvolvimiento de las/os suspirantes en un terreno más personal. Los eventos masivos de la campaña son actos montados exprofeso para aplaudir al aspirante, las/os asistentes van a aplaudir, diga lo que diga su candidata/o. En un acto masivo no hay tiempo de reflexionar, sólo de aplaudir. Además, en pocas ocasiones se emociona al auditorio, aunque son esas las que valen la pena. En un debate la interacción con el/la rival o los rivales es directa, es muy diferente al acto masivo, y una frase o un error pueden ser decisivos.
En un debate se puede marcar una clara diferencia en los posicionamientos de cada aspirante sobre los temas que se analizan. Se desarrollan las fortalezas y habilidades, se exhibe liderazgo ante diversas cuestiones públicas. Los temas pueden ser verdaderamente novedosos e incluso pueden llegar a consolidar posiciones. Un debate también puede ser dañino para una candidatura si el/la aspirante no tiene la habilidad de exponer claramente sus ideas o no es capaz de defenderse de ataques.
Antes de llevarse a cabo, un debate atrae la atención del público, genera expectativas y ha demostrado un gran potencial para determinar la orientación del voto, incluso cambiar su intención. Las/os electores al ver a sus candidatas construyen opiniones sólidas tanto respecto a las condiciones en las que se desenvuelven como el contexto político, los escenarios venideros y/o el panorama de la audiencia.
La primera función que cumple un debate es reforzar la intención de voto preexistente, no olvidemos que el sesgo cognitivo, ese fenómeno psicosocial por el que intentamos explicar la realidad, aunque resulte ser de manera errada, influye en las decisiones que tomamos. También robustecen la tendencia política, es decir, se suman más electores a quien parece llevar mayor ventaja. Los debates son un reflejo de la preferencia electoral.
La mayor ventaja que observo de los debates es su influencia en el votante indeciso. Más aún, si las elecciones son muy reñidas y hay alta competitividad de los partidos y sus equipos, las candidatas podrían colocar los temas de la competencia en la agenda pública. Pueden presentar sus ideas propias y contrastarlas respecto a su rival.
Una cuestión clave suele ser la preparación de estos eventos. Se requiere al menos dos meses previos de trabajo que debe realizarse aun sin la certeza de que los debates se llevarán a cabo. Construir argumentos políticos seleccionados por los asesores, analizar e investigar, tener capacidad de síntesis, organización mental y feeling político conlleva tiempo y profesionalismo.
Para disponernos a presenciar un debate es necesario saber cuál es el trabajo de los asesores. Entre varios aspectos que revisan, los relevantes suelen ser:
- Ideas fuerza, preparar mensajes concisos y con profundo sentido político.
- Nuestra gestión, bosquejar las propuestas más relevantes de acción política haciendo un balance apoyado en datos.
- Nuestras propuestas, principales medidas del programa, incluso una propuesta estrella.
- Nuestros errores, desde luego no para mencionarlos sino para defenderse en caso necesario.
- Indicadores comparados, se suelen hacer tablas de los datos más relevantes de las gestiones gubernamentales.
- Gestión del adversario, análisis crítico de la gestión del adversario.
- Propuestas del adversario, los programas son un arma electoral y pueden incluso existir contradicciones ocultas.
- Errores del adversario, análisis de las cuestiones que en caso de ataque sería necesario exhibir.
Cualquiera que sea el caso, esperamos que las candidatas se preparen para debatir, nos ilustren con su manejo de los temas y sus propuestas de solución a los problemas existentes, demuestren su liderazgo. Los discursos que escucharemos suelen ser la esencia de la vida política, son una oportunidad única que tenemos las/os ciudadanas/os para contrastar las dos propuestas, que se presentarán juntas, por excepción, en un solo escenario.
Las/os ciudadanas/os debemos elegir a quien demuestre claridad en su propuesta, a quien nos convenza, a quien sepa defender sus ideas frente a las críticas y acusaciones de su oponente, a quien muestre con sinceridad que escucha y entiende las demandas ciudadanas. Esperemos y alentemos el debate (o los debates) entre las candidatas, seamos críticas/os de qué se hace bien y propositivos sobre qué hay que corregir, eso eleva nuestra condición de ciudadanas/os responsables.
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.