Sonaron las sirenas de las patrullas y, ante los disparos al aire de las salvas que escapaban de los fusiles mexiquenses, el cielo azul nublado del centro de Toluca se estremecía. Ahí, en la explanada de la Fiscalía General de Justicia del Estado de México, se reunieron agentes ministeriales y las familias de aquellos que, en cumplimiento de su deber, ofrendaron su vida, que perecieron enfrentándose a criminales que los emboscaron en parajes, a delincuentes que habían secuestrado o asaltado, productores de estupefacientes, a una “maña” que los vigila y que perpetrados con un armamento que fluye libre por las fronteras del norte o sur, esperan el momento para lastimar al gobierno, a sus elementos y sus familias, aquellas que ante la pérdida de un padre, madre o un hijo policía, solo reciben un cheque y las condolencias políticas de una autoridad que se volvió inhumana.
Pero esa nublada y afligida tarde, se enmarcó con la firme exclamación del Fiscal José Luis Cervantes Martínez: “… Somos agradecidos con sus madres, padres, esposas, esposos, hijas, hijos, hermanas y hermanos. Su partida no fue en vano y nos obliga a ser mejores. La Fiscalía General de Justicia del Estado de México no dejará a ningún elemento a merced de la adversidad, jamás los abandonaremos, tampoco a sus seres queridos. Nuestra entrega es total, estamos unidos, somos más fuertes. No hay enemigo que pueda vencernos”.
El reconocimiento público homenajea a agentes, a seres humanos que si cumplieron con la encomienda de salvaguardar la integridad de otros ciudadanos. A ellos no les debe pesar la mancha de ser etiquetados como otra mafia, uniformada. Los que cumplen, policías de investigación como José Luis Gomorra, Juan Carlos Villalobos Bolaños, Ricardo Mondragón Ramírez, Jonathan Enrique Lazcano González, Abraham Hipólito Legorreta y muchos otros a los que este escribano recuerda como buenos amigos, durante su pasó por tal institución y cuyos nombres fueron inmortalizados en ese “Muro de los Caídos” que le rinde homenaje a su historia y dedicación.
Los caídos
¡¡Agente de investigación!! –gritaba el comandante al pronunciar el nombre de cada uno de esos 5 agentes que el pasado 18 de marzo de 2021, fueron emboscados en el paraje de San Alejo, en Coatepec Harinas y ejecutados de manera artera y cobarde. Mientras, el Fiscal Cervantes Martínez aseguraba “¡Que se escuche bien en todo el territorio del Estado de México: Si vulneran a uno, respondemos todos!”
En esa ocasión se reportaron dos ataques entre la 1 y 2 de la tarde, tanto en Coatepec como en la entrada de Zacualpan, en los límites con Guerrero, donde existe una presencia activa de cárteles del narcotráfico, el secuestro y la extorsión. Murieron 8 policías estatales y los agentes en comento.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, del 1 de diciembre de 2018 al 15 de diciembre de 2022, fueron asesinados al menos mil 818 policías en México, que representa un promedio de un policía ejecutado al día (1.08), acentuándose la violencia en los estados de Zacatecas con 60 ejecutados, Guanajuato con 50, Michoacán 24, Guerrero 24 y otros 24 en Veracruz, mientras que en el Estado de México, en 2022, fueron ejecutados 11 agentes ministeriales, 5 en Coatepec Harinas, dos en Texcaltitlán, 1 en Almoloya de Juárez, uno más en Nezahualcóyotl y Naucalpan, y otro más en la Ciudad de México.
Quizá por la presencia del crimen organizado, no quizá, si, además del despliegue de su amenazante arsenal y su desplazamiento mortal, es que tendría que fortalecerse la estrategia de combate. La fuerza ya no es arma, la inteligencia sí… Hasta otro Sótano.
