¿Cuál es el dolor profundo que les causó a los morenistas como para tirase al piso y hacer berrinche e insistir en una reforma que promueve el presidente Andrés López Obrador desde hace tiempo para que los ministros de la Corte sean electos en las urnas?
A los morenistas les gusta ganar, pero no saben perder, son malos hasta para competir; por eso, ahora se encuentran molestos porque no pasan las reformas del presidente en fast track como lo hacen en el Congreso, el cual supone otro poder y que penosamente está al servicio del titular del ejecutivo federal.
La aplanadora de Morena, como se dice, impone los números con los que cuentan para pasar por encima de las minorías; no hace mucho ellos quienes se quejaban de esta condición y pelearon para que no sucediera de nuevo, ¿qué pasó entonces? Bueno, antes eran oposición y querían llegar al poder, ahora lo tienen.
Los perdedores en una contienda electoral, son los que impulsan reformas para ir ajustando la ley e impedir que vuelvan a ser ignorados, o, para que tener las mismas oportunidades todos, y casualmente, las quejas de Andrés López como candidato sellaron un nuevo trato, imponerle silenciador al ejecutivo para que no intervengan en las campañas, promoviendo logros o hablando de las elecciones.
Entonces, ¿por qué lo hace el presidente a la fecha? Recordemos su famosa frase que lo pinta de cuerpo entero; “no me vengan a mi conque la ley es la ley”, con eso, debería quedar más que claro.
Lo que descubre esa frase, solo subraya lo que ya había dejado ver el titular del ejecutivo federal, lo ha hecho cada vez que se le apetece, violando derechos de las demás fuerzas políticas, abusando de su cómoda posición, utilizando el tiempo que quiere para tratar de inclinar en favor de su partido al electorado. En las elecciones de 2021, en un momento hizo creer que suspendería su “pachanga” mañanera, pero no lo hizo, porque descubrió que las preferencias no le favorecían.
Casualmente el imponente candidato presidencial logró llevar a cabo reformas conquistadas por la izquierda mexicana, parecía que se seguía acotando al poder, logrando con ello más oportunidades para todos los demás, aquellos que deseaban dejar de ser únicamente comparsa del partido en el poder, vamos, hacer uso de una verdadera democracia.
Poco duró el gusto, en las venas del tabasqueño circula sangre de dictador, no va a permitir, por las buenas, que nadie le quite por lo que tanto lucho, el poder, por lo que hoy se presenta frenético y despotrica en contra de quien se le ponga enfrente; es el turno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la cual dejó de ser su aliado.
El problema de un dictador, es tener que enfrentarse a instituciones que le puedan hacer contra peso, porque lo que quiere es acomodar las cosas como mejor le conviene, al presidente López le estorba la Constitución, lo ha señalado de muchas formas, y no, nunca fue un demócrata.
Es ridículo pensar entonces en que, de verdad, el poder judicial deba ser electo por el pueblo bueno y sabio, porque ya descubrimos que ni es bueno, ni tampoco sabio, la muchedumbre, que no el pueblo, se deja influenciar y lastimosamente es manipulada por algún personaje que le sea agradable, no se detiene a reflexionar sobre sus capacidades y habilidades. Esa es la tragedia.
Por lo anterior, un escenario en el que los ministros de la corte sean electos, la consecuencia no puede ser otra que disfrazar tal elección, como por ejemplo, someter a consulta el aeropuerto de Texcoco, a la permanencia de una cervecera, etcétera, esto lo ha dejado claro, porque será eso, una simulación para poder controlar a los que lleguen por esa vía, por medio desde luego, del partido mayoritario.
Todo lo quieren a modo, para que puedan hacer y deshacer a su antojo, temen más bien, porque la justicia los alcance en el caso de que llegue alguien distinto a ellos, el gobierno apesta a corrupción, y no quieren soltar sus privilegios, ese es el verdadero problema.
Ahora bien, la Corte está haciendo su trabajo, no se trata de inmiscuirse en actividades de otro poder, esa es la mentira que manejan los morenistas, y la que el senador Ricardo Monreal (¿qué le pasó?) puntualiza con exagerado protagonismo, dejando ver, como no queriendo la cosa, una franca amenaza de juicio político en contra de los magistrados. Monreal, también se ha comido la podrida, y en la oposición, algunos de ellos más bien, llegaron a pensar en él como el posible candidato a la presidencia.
Las modificaciones que se suman a otras y que pasaron por encima de sus adversarios las quieren presentar como una determinación soberana del poder legislativo, pero ¿cuál poder legislativo? no existe; su mayoría la ha reducido a una ventanilla de oficialía de partes ¿qué alegan, si defienden lo que ni siquiera leyeron? Entonces, la idea es que su líder decida por todos los mexicanos, porque se cree la encarnación de la patria, del pueblo y del territorio. No. López solo es un presidente más, un pésimo presidente más, no es el pueblo, no es el territorio.
¿Por qué habrían de querer los mexicanos un gobierno con tanto desastre que ha dejado a su paso?, las marchas de 13N y 26F, esas de las que no quiere hablar el obradorato, les dieron un mensaje que no quieren escuchar, se hacen los sordos, la Suprema Corte, así como el INE y el INAI, son instituciones bien vistas por los ciudadanos. Votar a los ministros es permitir que las sucias manos de los partidos intervengan, y ya sabemos qué hacen los partidos que se sienten independientes al grueso de la sociedad con esa posibilidad.
Morena piensa que es eterno en el poder, pero no lo es, y teme perderlo, más bien actúan de acuerdo a como se los ordenan desde palacio, pero también le temen a la persecución, es mucho lo que debe este gobierno, por eso, se espera lo peor para el final del sexenio.