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El proceso electoral para elegir a la próxima gobernadora del Estado de México será la clave, no solo para marcar el inicio de un verdadero cambio de gobierno en nuestra entidad; también, facilitará la transformación del lenguaje político mexiquense, que parecía imposible, pudiéramos quitárnoslo de encima. Todo indica que, así lo podrían estar entendiendo la mayor parte del electorado, incluso, desde la trinchera del PRIAN, ahora que reiteradamente expresan qué, tendrán oídos y se darán el tiempo para atender a la gente y unir a las familias mexiquenses. Muy tarde se dieron cuenta de lo valioso que es escuchar a la gente; pero, para su mala suerte, ya no hay más tiempo, solo les queda espacio para los buenos deseos.
A ese cambio de lenguaje, el PRI, le llama: “La ruta de reconciliación”; pero, debido al casi cantado resultado de las votaciones, de lo que en realidad se trata, es que han iniciado las maniobras para un auténtico aterrizaje forzoso, en la pista de la resignación electoral.
Ese aterrizaje forzoso los obliga (en particular al PRI), a emprender un camino a la rehabilitación, si es que no desean convertirse, en breve, en un partido político meramente testimonial o peor aún, desaparecer del espacio político. Sin embargo, resulta interesante que ellos hayan iniciado este tipo de discurso. Ahora, solo falta, que demuestren la veracidad de sus palabras con sus hechos. Si sus buenas intenciones cargan, esta vez, con un poco de verdad y sinceridad; mucho les ayudaría, empezar en reconocer que, la reconciliación, no es un proceso propio de partidos frustrados o en desventaja política, principalmente es de la sociedad y en este caso la mexiquense, quien resultó ser la más agraviada.
Sin embargo, no hay seguridad para otorgarles el beneficio de la duda, con solo intentar respondernos la siguiente pregunta: ¿Estarán dispuestos en la alianza “¿Va por el Estado de México”, a caminar por ese sendero? Hacerlo, requiere de transitar de la hostilidad, soberbia, odio y del poder distribuido en unos cuantos privilegiados, hacia el respeto, la solidaridad, la participación de todos, pero sobre todo a transparentar su pasado, asumiendo las responsabilidades que les toca (en los casos de los abusos y corrupción) y compartir el poder con la sociedad civil. Y estas dos últimas condiciones, ni les agrada y ni son de su interés.
Efectivamente, como lo plantea el partido tricolor, en la reconstrucción de un tejido social, tan grande e importante, como es el nuestro, después de una historia de oscuridad política, se requiere de una reconciliación. Pero ese deseo va más allá de las solas intenciones de un partido al que ya no se le ve ni un ápice de prestigio, enarboladas debajo de una bandera política a su conveniencia.
Esto requiere que, de frente a las elecciones del 4 de junio, el electorado mexiquense, sin excepción, tenga su propio espacio de libertad, para concretar un cambio político y de gobierno que tanto se exige, sin compras del voto y sin el agandalle político al que se suele recurrir en los momentos de urgencia como en el que ahora se encuentran, ya saben la instrucción, “salgan a hacer lo que saben hacer, no queremos constancia de buena conduta”.
El espacio que necesitamos los mexiquenses requiere de un tiempo mayor, aún después del proceso electoral de junio próximo. Se trata del tiempo necesario para poder absorber, asumir y conjugar, un pasado lastimoso y en algunas ocasiones, hasta vergonzoso, para poder enfrentar un presente distinto, ya sin el PRI, del pasado.
Debemos recordarles a quienes, después de nueve décadas, dicen haber descifrado el concepto de la reconciliación, que el objetivo de esta es transversal y de responsabilidad común. No es como lo piensan y lo exigen que sea. No corresponde a los partidos políticos intentar la reconciliación, detrás de un discurso hueco y a modo. Tampoco, se da en automático, con la sola intención de unir a las familias, porque el PRI de “Alito”, Moreno, no es el mejor ejemplo que digamos, como para que ahora nos venga a decir, en tierras mexiquenses, con desfachatez y sin recato, como debemos actuar al respecto.
Seguramente en el debate entre candidatas, del próximo jueves volveremos a oír sobre sobre esta propuesta política. Pero habría una pequeña pregunta, que sería bueno nos conteste , con sinceridad, sin esconder las razones verdaderas, la promovente de este proceso que necesitamos los mexiquenses, según ella. ¿Por qué, nosotros necesitaríamos de una reconciliación?
Cuáles son las causas que se suponen nos tienen enfrentados y cuáles las responsabilidades de comisión y de omisión, que pudieron haber lesionado la confianza de los mexiquenses hacia ese partido que representa y su gobierno. Qué, abusos se pudieron haber cometido, como para que ahora en el Estado de México lo necesitemos, con tanta urgencia, como intentan hacérnoslo ver.
De requerirse, los mexiquenses, en todo momento, hemos dado muestras de madurez política y de suficiente solvencia moral para llevarla a cabo, con absoluta responsabilidad civil. No ha sido necesario la orientación de un partido político ni, jamás nos han inspirado líderes obsoletos y en decadencia. Imagínense ustedes, como sería si nos atenemos a la reconciliación, que está inspirada en el ideario de “Alito” Moreno, sería una vacilada, sin duda.
Aun así, la nuestra, la reconciliación de la mayoría de los mexiquenses está por llegar y lo hará desde un derrotero distinto, desde la sociedad civil, de manera natural. Nuestra reconciliación no podrá ser forzada; tampoco impuesta, como acostumbran, “por instrucciones superiores”, ni será a costa de nuestra dignidad, llegará por sí sola, sin prisas, sin prórrogas, a través del proceso electoral, el cual, ya tiene lugar y fecha determinada.
Ahora, mis preguntas finales, respecto a la ruta de la reconciliación, ¿De verdad, tienen intención de caminar por el sendero de la reconciliación, aunque les implique el cambio político y de gobierno? Qué tal, si en el marco de la reconciliación que proclaman, se incluye revisar su pasado ¿Estarían dispuestos a ello? ¿O prefieren el olvido?
Hasta aquí con una más de: Mis preguntas finales, nos leemos en la próxima.
Guillermo Calderón Vega. Profesor Universitario, abogado, exfuncionario público, Experto en operación, negociación y concertación política. Twitter: @gmo_calderon / Facebook e Instagram: Guillermo Calderon Vega.