Tal vez por lo aburrido que resultó eso que graciosamente le llamaron “debate”; entre las candidatas Delfina Gómez de la alianza “Juntos hacemos historia” conformada por Morena, Partido del Trabajo y Verde Ecologista, y, Alejandra del Moral de “Va por el Estado de México” que integran los partidos Acción Nacional, PRI, PRD y Nueva Alianza, el pasado 18 de mayo, pero el que pasó a ser más interesante, fue el que protagonizaron las encuestas al término, sobre la pregunta: ¿quién ganó?
La presentación de las candidatas colocó a una gran parte de los televidentes a nada del sueño; por otro lado, los que sí se divirtieron fueron los aficionados al fútbol que coincidía en ese momento, pues el encuentro entre los equipos de América contra Guadalajara pasó a ser más llamativo; al menos, y como en todos los partidos en los que se enfrentan ambos conjuntos, estaba garantizada la polémica, la emoción, los gritos, el sufrimiento, la angustia; bueno, yo creo que Usted bien sabe a lo que me refiero.
El enfrentamiento de las candidatas a la gubernatura por el Estado de México debió haber sido distinto, ya que existe mucho en juego en esta elección. Sin embargo, el formato fue aburrido, no hubo contienda, apenas y se puede decir que las candidatas medio se tocaron, pero de ahí en fuera, nada de nada.
Habría valido más la pena que cada candidata pudiera haber contado con un tiempo de difusión para hablar de sus proyectos y promesas de campaña, para con ello, intentar conquistar a la mayor cantidad del electorado que aún no decide a quien elegirán para el próximo 4 de junio, para el caso, fue lo mismo.
Lo que se pudo constatar, es que Alejandra del Moral iba mejor preparada; llevaba sus apuntes con datos duros, cifras y algo de estrategia, digo algo porque probablemente, y si el momento lo hubiese permitido, habría abierto el debate, pero apenas logró esbozar un pequeño momento para alentar a la maestra Delfina a que respondiera.
Las exigencias del equipo de campaña de la maestra Delfina lograron el cometido; no se permitió hablar de temas que pudieran afectar a su candidata, tal vez porque, presumen, lleva una holgada delantera. Solo que esa supuesta delantera, no engaña a todos; las encuestas que colocan en inmejorable posición a la maestra Delfina las vienen utilizando desde hace meses, incluso, antes de que apareciera Alejandra del Moral como contendiente, lo que hace pensar en que: o no se han actualizado éstas, o, están más que manoseadas. No es posible que a del Moral no le den ni un punto conquistado.
Fueron precisamente las presiones, y las lágrimas del equipo de la maestra Delfina que dieron al traste el encuentro, amordazando cualquier intento por provocar el enfrentamiento que pudiera mostrar sus habilidades de respuesta, con el miedo de hacer quedar mal a la maestra. Las condiciones absurdas para aceptar que pudiera presentarse, hacen pensar que no tenían mucha confianza en su desempeño.
¿Cuidaron la ventaja? La verdad es que esa gran ventaja solo existe actualmente en sus sueños, la insistencia por presentar los números que les conviene, es únicamente para desalentar a los posibles votantes: ¿para qué vamos a votar sí es seguro que gane la maestra Delfina?” es la voz que escuchan en su cabeza los morenistas.
Lo que no logró el equipo de campaña de la coalición “Juntos hacemos historia”, es mostrar a una candidata segura, conocedora de los temas torales de la entidad mexiquense; no marcó en absoluto diferencia tras su primera presentación, se observó errática, nerviosa y con exceso de terror, tal vez por la falta de conocimientos y argumentos; preocupante ver a una posible gobernadora con su imagen limitada y franca improvisación.
Casualmente de entre sus propuestas, lanzó una a la que hay que poner mucha atención. Al hablar de la cruzada por la educación, y con la intención de bajar el índice de analfabetismo, dijo que buscará el apoyo de los maestros jubilados, ¡saz! Es decir, se debe entender que la maestra Delfina ¿tiene contemplado poner a trabajar a los maestros jubilados?
Dicha propuesta al menos debería explicarse para descartar supuestos, o entrar a la calentura de hacer suposiciones muy socorridas para cuando las cosas no quedan claras.
¿Por qué?; solo imaginemos por un momento que de pronto maestros jubilados reciban la noticia que tienen que salir de su retiro para ponerse a trabajar de nuevo, el escándalo que esto causaría, a menos claro, que el planteamiento no haya sido de esta forma. Por eso es importante abrir el diálogo, la confrontación de ideas, en las que puedan caber las preguntas naturales de: ¿cómo piensan hacerlo?
Sea como sea, los indecisos quedaron igual, no pudieron medir el temple que debe mostrar quien entra en debate; se necesitan conocimientos, agilidad mental, habilidad de palabra y por supuesto, conocimiento sobre los temas a debatir, no es posible medir la capacidad de respuesta de un posible gobernante si no puede ser puesto a prueba en condiciones adversas.
La única que lució fue Ginarely Valencia, encargada de moderar el debate, porque se mostró sobria y cumpliendo con lo que le pidieron, pero como excelente comunicador que es, seguro le bailaron en la cabeza algunas preguntas que bien sabía no podía formular para no robar protagonismo, o, para que no se pensara que estaba de lado de alguna de las dos candidatas.
Para la próxima ocasión, sería mejor que se hablara de una presentación de plataformas de los candidatos, o, en este caso, de las candidatas, para que quienes desean ver algo más no queden decepcionados.
¿Cómo calificó el debate? ¿quién ganó?
La respuesta es simple: ¿Cuál debate?
Sólo que sea el cariño o alguna otra cosa que los impulse para colocar a una ganadora, porque de lo contrario, ¿qué vieron?; he visto encuestas que presumen que los mexiquenses dicen que ganó Delfina, ¿con base en qué? No hay forma, repito, solo que les mueva el sentimiento, pero no la razón, o, puede ser que vieron otro en un mundo alterno.