Se acreditó la simulación. La derrota mostró la realidad de la relación y fiel a su estilo, el presidente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Alejandro Moreno, alias “Alito” (así como los boxeadores o los delincuentes) se lanzó en contra del gobernador, Alfredo Del Mazo Maza, luego de que Delfina Gómez Álvarez ganó la elección del pasado domingo 4 de junio.
“Le dio la espalda a la militancia priista, que hace seis años dio la vida por él. Si necesitaba carácter, me hubiera pedido un poco”, acusó Moreno Cárdenas, quien -durante su gestión en la dirigencia nacional- es señalado como responsable de la reducción de 11 a solamente dos gubernaturas: Coahuila y Durango.
¿Con qué autoridad moral acusa al gobernador Del Mazo cuando él ha dirigido la gradual pérdida de poder del PRI, que se mantuvo como hegemónico durante la mayor parte del siglo XX? ¿Con qué autoridad señala de responsable a otros cuando a él, como líder partidista, le correspondía construir las relaciones que permitieran fortalecer a su partido?
En su momento, Manlio Fabio Beltrones, siendo dirigente nacional del “tricolor” presentó su renuncia, luego de que se perdieron 7 de 12 gubernaturas en las elecciones de 2015. En conferencia de prensa, en aquella ocasión, Manlio Fabio anunció una “pausa necesaria” en su posición, porque consideró que esas derrotas eran un “descalabro histórico”, al haberse perdido gubernaturas importantes como Durango, Quintana Roo, Veracruz y Tamaulipas.
¿Por qué no hace lo mismo “Alito”? Habría que preguntarle a su militancia.
Naturalmente para muchas personas que son priistas, la derrota del pasado domingo -que concluye un periodo de 94 años ininterrumpidos en la gubernatura del Estado de México- fue un golpe del que aún no se reponen, porque tienen claro que significará un cambio de régimen -no solamente de gobierno- y que habrá una sacudida en la estructura que controlaron durante casi un siglo.
Ver al actual Alfredo Del Mazo -el tercero en su familia que gobernó la entidad- con un traje negro y una corbata guinda (del mismo tono que el que distingue al partido morena), provocó inmediatamente muchas lecturas, sobre todo cuando en la clase política el uso de los colores envía siempre un mensaje. Dejó la tradicional corbata roja (la “tie power”) que caracterizaba a los hombres trajeados del PRI, lo que para muchos fue un mensaje nada positivo.
Con el rostro desencajado, el gobernador habló brevemente ante medios de comunicación (como pocas veces ocurrió en su gestión) y destacó el desarrollo de la jornada electoral como “un proceso en paz y en libertad, un proceso que genera certidumbre, confianza, legitimidad y gobernabilidad”. Reconoció a las autoridades electorales del Estado de México y a la ciudadanía que participó en las elecciones, así como a los medios de comunicación por “informar de manera objetiva”.
“Los datos del Conteo Rápido del INE muestran que la candidata de la candidatura común ‘Juntos hacemos historia’, ha obtenido la mayoría de los votos. Felicito a la maestra Delfina Gómez, por los resultados alcanzados, deseándole éxito a su gobierno, para que le vaya bien al Estado de México y a los mexiquenses. Esta es ya una elección histórica, que tiene como resultado a la mujer que será la primera gobernadora del Estado de México”, dijo Del Mazo.
Un mensaje que le costó trabajo digerir. La mirada y el arco de las cejas mostraban claramente la incomodidad y la tristeza al pronunciar esas palabras. No debió ser fácil. Así es la política.
Ahora han surgido muchas especulaciones y quienes en silencio descalificaban al gobernador se han envalentonado para expresar sus críticas e inconformidades, aunque durante los años previos y en el proceso para elegir a la candidata, así como durante la campaña, jamás dijeron ni pío en su contra. Pura simulación.
El hecho es que la derrota se consumó y ahora iniciará un nuevo ciclo para la entidad.
Habrá que observar cómo procesan morena y sus aliados (PT y PVEM) el triunfo, porque el poder también embriaga o como dijera su líder moral, el presidente, Andrés Manuel López Obrador: “El poder atonta a los inteligentes y a los tontos los vuelve locos”.
Esperemos que la nueva clase política mexiquense, que asumirá el poder luego de que la maestra Delfina reciba su Constancia de Mayoría, que le dará la categoría de “Gobernadora Electa”, no pierdan la cabeza y hagan lo necesario para que acrediten, en verdad, que todo será para el bienestar de las y los mexiquenses, sin distinción alguna.
PERCEPCIÓN
Ya empezó el golpeteo entre morenistas para ver quién sobrevive y se coloca en las primeras posiciones del gabinete estatal. Los trascendidos y las filtraciones empezaron a correr. Los juegos del hambre han comenzado, como lo señaló mi amigo, Pepe Nader.