Después de una jornada electoral muy compleja, en la que lamentablemente ganó la indiferencia y apatía, donde la participación no llegó ni al 50%, dando paso a la desesperanza, de un futuro incierto en nuestro querido Estado de México. Es tiempo de reflexión y de hacer un alto en el camino, urge ver para adentro, urgen ejercicios de introspección, esta lección debe ser de mucho aprendizaje y autocrítica, si no, este dolor es estéril y no podemos permitirlo, no podemos seguir dejando las decisiones en manos de tan solo un 26% de los electores.
Es momento de reinventarnos, de entender que hemos dejado de hacer y que tenemos que hacer para inspirar a la gente, de que sean las causas correctas las que llamen a la participación y a la acción, de ser servidores públicos de profunda conciencia, lealtad y convicción, inspirarnos en lo que más queremos y recordar aquello que nunca debemos olvidar, la GENTE, la que debe estar SIEMPRE en el centro.
Reconozco y aplaudo a aquellos que se la rifaron con gran lealtad, aquellos que trabajaron de corazón sin simular, sin traicionar, el mayor reconocimiento a nuestra militancia, a aquellas en especial líderes que nunca se cansaron de caminar a nuestro lado, aún con las carriolas en las manos y el calor a tope, a aquellos jóvenes que no fueron indiferentes, a aquellos adultos mayores que no se dejaron amedrentar. A una candidata que con la valentía que la caracteriza, puso el ejemplo y pese a las adversidades creció, se entregó y dio todo con determinación y amor por nuestro estado.
Con la frente en alto y la conciencia de haber puesto nuestro corazón en esta batalla, sigamos adelante, aquí estamos los valientes que nunca dejamos de luchar, para seguir siendo una oposición firme y congruente que alce la voz y actúe en consecuencia, nuestro país nos necesita unidos y en nuestra mejor versión. ¡Hagámoslo juntos! ¡Es por México, por amor a México!
