En los Juegos Centroamericanos, el deporte olímpico mexicano ha escrito páginas memorables de triunfo, perseverancia y espíritu indomable. Desde los primeros encuentros hasta la actualidad, los atletas mexicanos han dejado una huella imborrable en la historia del deporte en la región.
“¡Es un orgullo representar a México!” Estas palabras resonaron en los corazones de deportistas como Ana Gabriela Guevara, una leyenda de la velocidad que conquistó la pista con su determinación feroz y sus logros destacados. Su espíritu de lucha y su dedicación inquebrantable la llevaron a brillar en los Juegos Olímpicos y en los Juegos Centroamericanos, inspirando a las generaciones venideras.
Otro nombre que no puede pasarse por alto es el de Joaquín Capilla, un clavadista que se convirtió en el primer atleta mexicano en ganar medallas olímpicas. Su destreza y elegancia en el trampolín lo catapultaron al podio y dejaron un legado eterno en el deporte mexicano.
A lo largo de los años, México ha demostrado una pasión incansable por el deporte, superando obstáculos y desafíos con determinación y entrega. Desde las canchas de fútbol hasta las piscinas, desde las pistas de atletismo hasta los gimnasios, los atletas mexicanos han dejado su marca con cada salto, cada lanzamiento y cada gol.
Los Juegos Centroamericanos no solo son una oportunidad para exhibir el talento deportivo de México, sino también para celebrar la unidad y la amistad entre las naciones vecinas. A través del deporte, se tejen lazos de hermandad y se construyen puentes de entendimiento.
Es un honor saber que Margarita Hernández y Juan Luis Barrios lograron la medalla de plata en los Juegos Centroamericanos de El Salvador -este último también medalla de oro en los Panamericanos de 2015 en Canada-. Y es un honor porque en los Juegos Centroamericanos celebrados en Veracruz en 2014 también tuvimos la suerte de romper el récord centroamericano. Esto representa una grata oportunidad para reconocer el aporte que ha logrado Margarita Hernández que, de paso, tengo el privilegio de haberle dirigido su tesis profesional como licenciada en derecho.
Esto ha sido un logro de una universitaria, profesionista y una extraordinaria deportista, lo que pone de manifiesto que la universidad debe de generar, aparte de profesionistas, gente sensible al deporte y a la cultura. No podemos disociar de ninguna manera la formación integral y humanista de un universitario que se precie de pertenecer a la Universidad Pública.
Margarita Hernández ha sido una de las pioneras y ahora maestra de las nuevas generaciones de atletas y de profesionistas. Con ella también creció la primera medalla olímpica de la Universidad Autónoma del Estado de México, Guadalupe González en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, donde se logró la medalla de plata por primera vez en la historia de una deportista universitaria de nuestra casa verde y oro.
Siempre he pensado y lo hice como Rector, porque así lo practiqué y así di el ejemplo en mi época como seleccionado deportista que, el deporte tiene que ser un factor de identidad, un factor de compromiso, de integralidad, de cohesión y de pertenencia a una institución como nuestra casa. Margarita lo ha demostrado a lo largo de su trayectoria la cual, insisto, seguí muy de cerca y hoy termina esta participación con la medalla de plata. Estos grandes deportistas son ejemplo y orgullo de una casa que tiene una tradición enorme en el deporte, sobre todo el atletismo. Generar este tipo de universitarios es una razón indispensable porque el deporte es una vía idónea para poder manifestarle a la sociedad que somos parte del engrandecimiento de una institución, pero sobre todo del Estado de México.
El deporte olímpico mexicano trasciende las fronteras y se arraiga en el corazón de cada mexicano. Es un recordatorio constante de que, con esfuerzo y pasión, los sueños se pueden convertir en realidad. Nos enseña que la grandeza no solo se encuentra en las victorias, sino también en la perseverancia en medio de la derrota y en la capacidad de superarse a uno mismo.
En cada competencia, se gestan historias que inspiran y emocionan, recordándonos que, a través del deporte, podemos alcanzar la grandeza y trascender como individuos y como país.
En los Juegos Centroamericanos, el deporte olímpico mexicano sigue forjando su legado, trascendiendo fronteras y escribiendo un capítulo inolvidable en la historia del deporte. Con cada paso, cada brazada y cada gol, México demuestra al mundo que la pasión y la entrega son la fórmula infalible para alcanzar la grandeza. ¡Que la llama olímpica siga ardiendo en nuestros corazones y que los atletas mexicanos continúen inspirándonos con su ejemplo de superación y valentía! ¡Patria, Ciencia y Trabajo!