Son las nueve de la noche de un martes, descansando en casa, de pronto se entera que existe un riesgo inminente de desastre en la zona donde usted vive; elementos del ejército, la policía y protección civil están evacuando cinco colonias debido a una fuerte fuga de material peligroso que, de no identificarse y controlarse rápidamente, existe el peligro de explosión e intoxicación masiva; que tiene que salirse de su casa lo más rápido posible ante el inminente peligro. Eso es lo que su vecino le informó vía telefónica y debe apresurarse.
Desconcertada, usted consulta redes sociales y confirma, efectivamente, que las autoridades están ordenando desalojar la zona, de manera preventiva, en un perímetro aproximado de un kilómetro a la redonda de donde se ubica la fuga. El refugio temporal que el gobierno ha dispuesto para quienes no tengan dónde resguardarse con amigos y familiares, está a kilómetro y medio de distancia de la zona de riesgo.
Usted no sabe bien qué hacer, pero al asomarse a la ventana, se percata del intenso movimiento de personas en la calle desalojando; algunos caminando a paso veloz, otros en vehículos. Hace usted otra llamada telefónica para confirmar. ¡Es positivo, hay qué evacuar! ¿A qué le va a dar usted prioridad? ¿Dinero, documentos personales, legales, comida, ropa, bienes, joyas, aparatos? ¿Qué debe hacer en un momento como este? Tiene poco tiempo y usted y sus familiares con quienes habita no estaban preparados para responder ante un evento así. ¿Qué va hacer? ¿Las fuentes de información consultadas son confiables? ¿Son oficiales? ¿Va a dejar sola su casa? ¿Tiene mascotas? Un acúmulo de preguntas, dudas y consideraciones inundarán sin duda su mente, pero debe actuar. El tiempo es un factor determinante.
Una emergencia o desastre no avisa, ni nos da tiempo suficiente para tomar decisiones con serenidad y aplomo; suceden generalmente cuando menos lo esperamos y en las condiciones menos afortunadas. Usted decide desalojar y se va acordar del curso que tomó años atrás, en el cual le hablaron de la mochila de emergencia, del plan familiar de protección civil, del kit de sobrevivencia y que le recomendaron tener digitalizados todos sus documentos importantes, credenciales, facturas, contratos, títulos; tener una lámpara, botiquín… En fin. No tienen nada a la mano; agarra lo que puede, de lo que se acuerda, improvisa dos maletas y desaloja su casa.
Saldrá a toda prisa. Afortunadamente usted tiene auto y familiares que le acogerán esa noche. Cuando usted quiera fumar se dará cuenta de que no tiene un encendedor, ni cerillos; cuando quiera conectar su teléfono para cargarlo recordará que el cable se quedó conectado en la cocina. Sus familiares también empezarán a recordar todo lo que se les olvidó o no consideraron antes de salir de casa; aumentará la preocupación y el estrés, pero regresar sería una imprudencia. Habrá consuelo al pensar que hubo personas que estaban fuera de casa y la emergencia no les permitió regresar; ellos si, no traen consigo nada.
¿Adónde se van quienes no tienen oportunidad de ser recibidos en otra casa, que no tienen vehículo, ni suficientes medios para resguardarse de manera segura, por lo menos esa noche? Al refugio temporal. Al igual que usted, el gobierno local –municipio o alcaldía–, ante la emergencia, también debe actuar de manera inmediata, rápida y eficazmente, conforme a un plan previamente diseñado, establecido, ensayado, verificado, corregido y puesto en práctica mediante simulacros… Bueno, así debe ser, ¿Verdad?
Supongamos que sus autoridades municipales se pusieron las pilas y fueron más cuidadosas que usted. Ellos sí tienen sus planes de emergencia y, en la Zona Fría, designada como el espacio más seguro para la población afectada, todo está listo para recibir en el refugio temporal a los cientos de personas evacuadas. Conforme a la estructura municipal, las áreas de Gobernación, Desarrollo Social, Protección Civil, el DIF y Seguridad Pública se ocupan de organizar y garantizar que el refugio cuente con todo lo necesario para recibir a las personas en situación de emergencia.
En la Zona Caliente, como se le denomina al espacio donde está el mayor peligro, personal de la empresa responsable de la fuga, así como cuerpos de atención a emergencias, rescate, bomberos y equipos especializados en materiales peligrosos de diferentes instituciones laboran para identificar, reducir los riesgos y controlar la fuga; en la Zona Tibia, como se le denomina a la zona donde se trasladan los materiales y se relevan los recursos, ambulancias, policías, el ejército, la Marina y la Guardia Nacional, se encargan, cada uno en su ámbito, de desalojar, acordonar, restringir movimientos, asegurar espacios y proporcionar insumos.
Si todo sale bien, la emergencia será controlada y, muy probablemente, al día siguiente todo volverá a la normalidad. Todos volverán a su casa. ¿Verdad que una emergencia o desastre requiere del trabajo de todos, en todos los niveles y en todos los sectores? Cada quien debe cumplir con el tramo de responsabilidad que le corresponde. ¿Ahora sí va a preparar su mochila de emergencia? Esto es también protección civil. ¡Qué su semana sea de éxito!
Hugo Antonio Espinosa
Fue Director del Heroico Cuerpo de Bomberos de Toluca,
Subdirector de Protección Civil e Inspección en la SCT Federal.
Actualmente es Subdirector de Emergencias en el Valle de Toluca, en la Coordinación General de Protección Civil, EDOMEX
