No recuerdo bien cómo era la historia, tendría unos 4 años, pero mi tío Carlos decía que unos tal Uriostegui, en Teloloapan, Guerrero, mandaban a sus forajidos a caballo y punta de balazos, a rescatar de la cárcel a sus pistoleros detenidos por los rurales. La gente corría a ocultarse y vivía con miedo. Mi tío Carlos fue asesinado a tiros mientras cerraba su lonja de abarrotes, ahí, donde me ponía a vender dulces sentado frente a la tienda, ubicada en ese portal, en el centro de la tierra de “La Tecampana”. Yo no lo entendía –dice el periodista mientras bebe de su jarro con café de olla y canela-.
A principios de enero de este 2023, la socarronería que caracteriza al presidente fue terrible (al menos para este amanuense). Dijo que “ayudando a los pobres va uno a la segura, porque se cuenta con el apoyo de ellos… No es un asunto personal pero los pobres son una estrategia política”. De acuerdo con investigaciones de distintas universidades del mundo, incluida la UNAM, el ITESM, el CINVESTAV, o la propia UAEMEX, la pobreza es detonante de la violencia, y ha sido cuna de revoluciones, levantamientos armados, narcotráfico y delincuencia en general. No es chistoso insinuar que los pobres, junto a su esperanza de cambio, son sólo político de la 4T.
“Jojuuupala calentano”
Entre 2021 y 2023, estos eran algunos de los encabezados de la prensa en Guerrero: Autoridades investigan el hallazgo de siete cuerpos desmembrados en centro de Chilpancingo; Cinco “ejecutados” en Acapulco; Emboscan a alcaldesa de “Juan R. Escudero”; Piden a alcaldesa de Acapulco no hablar de la violencia en el puerto; Zihuatanejo amanece sin transporte público por amenazas criminales; Dejan tres cadáveres y cabeza humana dentro de taxi; Hallan cuerpos de 3 hombres y una mujer dentro de cajuela de un auto; Dejan 6 cabezas sobre toldo de un auto en Chilapa; Tras motín en penal de Acapulco trasladan a 155 reos; Con marcha, exigen fin a la violencia; Hombres armados prenden fuego a tres jóvenes.
En noviembre de ese año, un grupo denominado “Los Tequileros”, atacaron el Ayuntamiento de San Miguel Totolapan y mataron a 18 personas, entre ellas el alcalde Conrado Mendoza. Los sicarios, dedicados al tráfico de drogas y al huachicol, se disputan varios territorios “calentanos” con “La Familia Michoacana” y “Los Ardillos”, comandados por Celso Ortega Jiménez, -el grupo delincuencial que tomó Chilpancingo- y que aseguran, opera con la anuencia de la alcaldesa Norma Otilia Hernández, morenista y aspirante al Senado.
Nazario y “la Tuta”, el origen de la violencia
Nazario Moreno, “El Chayo”, “El Doctor” o “El Más Loco”, fundador de los carteles de “La Familia Michoacana” y “Los Caballeros Templarios” –quien aseguran comía partes humanas de sus víctimas-, considerado el líder más sanguinario de los cárteles de la zona centro-sur, era objetivo del gobierno del ex presidente Felipe Calderón. Tras su deceso, en 2010, en un enfrentamiento con marinos y soldados en Tumbiscatío, fue reemplazado por Servando Gómez “La Tuta”, un profesor y narcotraficante, ubicado como el segundo de Nazario y de José de Jesús Méndez Vargas “el Chango Méndez”. Todos estos con orígenes muy humildes, y que fueran reclutados por narcos desde muy jóvenes.
Y entre las víctimas siempre estarán los periodistas. Los que con sus noticias hacen posible narrar estas historias. Mire, al periodista Nelson Matus lo mataron recientemente en Acapulco. Con Matus es el quinto asesinato de un periodista en 2023 y el segundo en Acapulco. Se trató de Gerardo Torres Rentería. La pobreza hace sicarios, alentarlos hace cárteles… No es para bromear. Sólo digo. Mi twiter @raulmandujano
