Como es de todos sabido, el Estado de México siempre ha sido gobernado por el partido tricolor, inicialmente identificado con el nombre del Partido Nacional Revolucionario (PRN), que se fundó con iniciativa de Plutarco Elías Calles, para transitar de un gobierno de caudillos a uno de instituciones; después, fue nombrado Partido de la Revolución Mexicana (PRM), creado por Lázaro Cárdenas del Rio y, finalmente, como se le conoce hasta ahora, Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Hasta antes de este año que corre, en el que el PRI fue derrotado por el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), con su candidata y hoy gobernadora electa, la maestra Delfina Gómez Álvarez, los mexiquenses no habían conocido las formas y estilos de gobernar más que las de los priistas.
Es éste el motivo que ha generado gran incertidumbre en todo el aparato gubernamental mexiquense; muchos de los servidores públicos, en particular, los que tienen plazas de las denominadas de confianza, seguramente ya entregaron a su titular sus respectivas renuncias.
Pero existen las otras, las de base, las que, presumen quienes cuentan con esa gracia que, pase lo que pase, ellos no tendrán ningún problema para continuar trabajando en las oficinas del gobierno estatal, aunque tampoco puede pasar por alto y en sus pensamientos, la presencia de la incertidumbre ante lo desconocido, sobre todo, por los movimientos que está pensando realizar la nueva gobernadora y su equipo de trabajo.
Nadie, que no sea del primer círculo de la nueva titular del ejecutivo estatal, puede saber a ciencia cierta, qué es lo que piensan hacer con la administración los del nuevo partido próximamente gobernante. Por principio, este medio ya adelantó que el equipo de transición estará ocupado materialmente todo el mes de agosto, para afinar la entrega recepción de la administración delmacista.
Lo más seguro, es que se estarán escuchando insistentemente junto con todos los movimientos que se presentarán, los nombres de Horacio Duarte Olivares, Higinio Martínez Miranda, Maurilio Hernández y Francisco Vázquez, de entre los más destacados; la composición del gabinete por el momento, sólo puede generar especulaciones, pero serán la maestra Delfina y sus allegados, que, con el paso de los días, dejen ver algunos movimientos.
Mientras tanto, los aún titulares de las diferentes dependencias, en especial, las de finanzas, desde hace ya varios meses vienen preparando la documentación necesaria para tener todo listo y entregar las cuentas claras a la nueva administración, con el fin de no tener que enfrentar explicaciones complicadas posteriores, ya que, los morenistas, tendrán un tiempo determinado para realizar las observaciones correspondientes, y, será el Órgano Superior de Fiscalización del Estado de México (OSFEM), el que tenga la última palabra.
Es aquí en dónde se concentra la atención, porque cuando se le entrega a un nuevo gobernador, o gobernadora, que emana del mismo partido del que se despide, las cosas se suponen tersas, o por lo menos, existe camaradería por pertenecer al mismo instituto que los proyectó a sus cargos. Ahora no, pues no es del mismo partido la que recibe la estafeta, lo que haría pensar que estaríamos viendo una transición complicada, pero aparentemente no será así.
Y no es porque se haya hecho una labor titánica para aliviar los ataques y pugnas que normalmente surgen como resultado de una contienda electoral, en la que, la pos elección regularmente arroja sentimientos que deben atenderse de inmediato con una fina operación cicatriz, para curar los raspones y evitar, en la medida de lo posible, enfrentamientos hostiles.
Más bien, todo deja ver que el acercamiento que el aún gobernador Alfredo del Mazo tuvo con el presidente Andrés López Obrador finalmente entregará sus frutos; considerar al aeropuerto Felipe Ángeles como la obra más importante del siglo, no puede ser obra de la casualidad.
Es así como se espera que el cambio de gobierno se dé en las mejores condiciones. Con el mismo compromiso, los secretarios del gobierno hacen lo que les corresponde, poniendo a tono el movimiento administrativo que a cada uno le corresponde.
Sin embargo, se prevé que con el nuevo gobierno haya una gran reestructuración de la administración pública estatal; es decir, se espera que desaparezcan unas secretarías y otras sean creadas, o, tal vez, cambien de nombre; son de las cosas que exaltan el nerviosismo de muchos burócratas.
Y no es para menos, nadie, en los pasillos de las diferentes dependencias atina a saber qué sucederá con cada uno de ellos, aunque hay muchos que presumen saber y sueltan nombres sin soporte alguno, y como si de verdad lo supieran, intentan ser reconocidos por sus compañeros.
Y dentro de la misma soberbia, se ponen a presumir que conocen el futuro inmediato, es más, deslizan la idea de saber que ya han sido considerados por la nueva gobernadora; es complicado reconocerles tal mérito, y, sobre todo, descubrir quién puede decir la verdad; es necesario recordarles que lo mismo se escuchaba en los pasillos de las oficinas del Sistema de Administración Tributaria (SAT), a la llegada a la presidencia de López Obrador, y el gusto les duró sólo a finales del 2018, cuando fueron sorprendidos por una realidad diferente.
Lo único verdaderamente seguro, y eso, si no existe algún movimiento por parte del presidente, la maestra Delfina Gómez gobernará por los próximos seis años, el tiempo dirá si los mexiquenses tuvieron razón al elegirla, o, tendrán que respondérselo de forma individual de acuerdo como vaya avanzando la nueva administración estatal mexiquense.