Pese a que en miles de expendios se venden tortillas de maíz amarillo, principalmente transgénico, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que “nosotros no vamos a permitir que se utilice maíz transgénico para la alimentación del pueblo de México, primero la salud”.
Y añadió que dicha decisión beneficiaria en lo general no solo a la población de Estados Unidos y México sino al resto de la humanidad.
Y como sucede en el sector salud, la mordaza va acompañada de sobornos a legisladores o viajes de espejo deslumbrante para informadores de medio de comunicación, para que destaquen las virtudes de grandes consorcios sin investigar la parte oscura, López Obrador evidencia la perversidad de las grandes corporaciones de Estados Unidos en el caso del maíz.
A propósito del anuncio de que México acatará la resolución del panel conformado para dirimir las diferencias con Estados Unidos en torno al consumo humano de maíz amarillo, el presidente denuncio en una de sus mañaneras el interés de grandes corporaciones que influyen en el gobierno:
“Llegan a promover y a impulsar a científicos que se convierten en premios Nobel. Las investigaciones que hacen muchas veces están avaladas por premios Nobel, porque son apoyados, financiados, por estos grupos, son como sus empleados, más al servicio de ellos que del pueblo, que de los ciudadanos. Es toda una distorsión.”
En el panel, dijo el mandatario, participaran las secretarías de Economía y de Agricultura, además de integrantes del Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología.
*Presidente de la ONG Franature