En el ámbito internacional se ha hablado constantemente del voto irresponsable. Hoy me referiré a Astrid Lorens Cabanillas Guerra quien en su tesis "Factores que influyeron en la decisión del voto de los ciudadanos del Departamento de Lambayeque en las elecciones generales, 2021", presenta evidencia del problema que significa para la democracia. Astrid define el voto irresponsable, apoyándose en Downs, “como la capacidad que tiene un ciudadano de elegir una opción política entre varias, con base en razones políticamente inconscientes”. La consecuencia es que puede resultar electo un mal candidato que también será un mal gobernante, que no está preparado, no tiene tacto político ni capacidad de gestión. Las causas de esta elección pueden ser varias, entre ellas el fanatismo político que lleva a votar por una persona a pesar de tener demandas o sentencias de corrupción. Esta decisión puede desencadenarse por la desinformación de los ciudadanos, por su apatía y por su preferencia de proteger intereses particulares como las dádivas que reciben.
En cada proceso electoral que hemos vivido en México ha existido la sospecha de la compra de votos, especialmente ante la crisis de los partidos políticos y la ausencia de verdaderos liderazgos. Se antoja creíble la posibilidad de recurrir a una práctica ilegal como ésta para obtener una victoria electoral. Pero, ¿realmente es eficaz esta práctica o sólo se hace por tradición o porque el jefe político en turno lo dice? Déjeme presentarle el caso del profesor Kenneth F. Greene, de la Universidad de Austin Texas, quien en su investigación sobre la eficacia de la compra de voto en tres países, México 2012, Argentina 2015 y Turquía 2015, señala que estas prácticas siempre han existido con la sospecha de dañar a la democracia, aunque no existen pruebas que demuestren que realmente funciona. Eso sí, se puede afectar el presupuesto de un gobierno que deja de hacer obras y prestar servicios con el pretexto de que puede ser visto como una política redistributiva.
Para el caso mexicano, el autor realizó su investigación en el contexto de que López Obrador impugnaba la elección al acusar a Peña Nieto de haber entregado beneficios clientelares como comida, material de construcción, electrodomésticos y, claro, cómo olvidar las tarjetas de Soriana. En esa ocasión el resultado fue una ventaja de 3.3 millones de votos para el ganador, que representó 6.7% de la votación. La pregunta inicial del estudio fue qué hubiera pasado si no se hubieran entregado apoyos descritos aquí. El resultado de aquel momento fue de 39.2% Peña, 32.5% López y 26.1% Vázquez.
El estudio pretendía dar respuesta a la pregunta sobre si realmente funciona la compra del voto, dado que la autoridad electoral es incapaz de fiscalizar estas acusaciones en el caso de que se hagan, ni siquiera tomar fotos o video ha sido eficaz en la contención de este delito. Comprar votos y utilizar la maquinaria de compra es, en todo caso, un efecto psicológico porque nada garantiza un resultado efectivo de esa “compra”. Greene expone en su investigación que de manera preelectoral existe un voto que llama leal pre-campaña, que de entrada no tendría caso invertir en este grupo porque ya está con el candidato al que se pretende beneficiar. De igual manera existe otro grupo de oposición de pre-campaña que en condiciones similares no tiene caso invertirle recursos porque ya está definido con otro candidato y no lo convencerá, así que hay que centrarse en el voto ligeramente opuesto de pre-campaña.
El primer reto es identificar a los votantes, tarea que normalmente se realiza con las estructuras organizacionales del tipo de votantes, en este caso se presenta una predisposición partidaria de votantes que se identifica con la ayuda de la maquinaria política. Esta compra de votos era más empleada en las sociedades rurales de hace años, pero ahora los electores son más fáciles de persuadir con los medios masivos y las redes sociales que por las estructuras partidarias.
Al emplear el operativo de la maquinaria partidista el grupo de estudio de los ligeramente opuestos de pre-campaña se divide en dos: uno que se ha convertido en leal y el otro que se mantendrá ligeramente opuesto. He aquí el sentido de la campaña, si la campaña es buena se puede facilitar o abaratar la compra de votos, pero si es superior a buena entonces resulta innecesario recurrir a la compra. Por el contrario, si la campaña tiene efectos negativos se requerirá un mayor pago.
Aquí entra otro problema significativo, es difícil medir la incidencia de la compra de votos y sus efectos. Se ha visto que aparece de manera anecdótica, también hay estudios de politólogos que no siempre son representativos porque existen problemas de medición a pregunta directa. Sin embargo, Greene elabora una metodología para medir estas prácticas mediante preguntas indirectas y no inducir conclusiones mediante experimentos de lista lo cual le permite mejorar las mediciones.
Concluye Greene que en la elección de México 2012 la maquinaria partidista pagó a los clientes incorrectos porque identificaron mal a los votantes preexistentes y con el desarrollo de la campaña no se supo quién era quién. Así la compra de votos, para favorecer a un candidato, puede fallar debido a las campañas legítimas, innovadoras y que emocionen a los electores para votar por un candidato distinto.
El voto irresponsable ha llevado a tener malos gobiernos como lo demuestra Green. Igual pasó en Argentina con Macri y con Erdogan en Turquía. Tal vez algún político se sienta tentado a comprar votos en el 2024, como lo hizo Morena en la elección de gobernadora del Estado de México, un acto ilegal que no modificó el sentir ciudadano, como lo establece el autor. Creo que es mejor invertir en preparar mejores ciudadanos, más responsables haciendo llegar información, evitar fanatismos y construir una sociedad mucho más democrática. Y, es buen momento para recordar la máxima que hemos aplicado en innumerables ocasiones, si vienen a ofrecerte cosas o dinero: “agarra lo que te dan y vota por …”
*El autor es Maestro en Administración Pública y Política Pública por ITESM y Máster en Comunicación y Marketing Político por la UNIR.
https://twitter.com/juancarlosMX17
https://www.facebook.com/juancarlosMX17