Llama de manera importante la atención que la gobernadora Delfina Gómez Álvarez haya elegido como símbolo de su administración un colibrí. Contrario a lo que muchos podrían creer, el colibrí es un ave de poder y renovación.
En tiempos sociales turbulentos, el mundo de la política parece necesitar más que nunca alguna especie de guía. Y a veces, esa guía viene de lugares inesperados: el aleteo de un colibrí. Este pequeño y vibrante pájaro, lleno de energía y vitalidad, puede ofrecer lecciones valiosas para navegar el agitado mar de la política, sobre todo ahora que vienen las elecciones federales y locales de 2024, y quizás por eso es el símbolo del actual gobierno morenista.
Y es que el colibrí representa muchas cosas:
Vitalidad y Alegría: En un panorama político, a menudo saturado de negatividad, la vitalidad y la alegría se convierten en bienes preciados. Así como el colibrí simboliza el regreso de la alegría, necesitamos líderes y ciudadanos que inyecten optimismo y esperanza en nuestra sociedad. El entusiasmo por el bienestar colectivo y el compromiso genuino con la mejora continua son indispensables para superar los desafíos más grandes, que, por supuesto, son muy grandes en un estado con más de 17 millones de personas.
Buenos Presagios: Aspiramos a una política donde los líderes y sus decisiones representen buenos augurios para el futuro. Si realmente creemos que el colibrí puede traer a la realidad nuestros deseos más fervientes, entonces debemos ser activos y responsables en manifestar un deseo colectivo de prosperidad, paz y justicia. Recordemos que si a quien administra la política en nuestro estado le va bien, nosotros, como ciudadanos, nos irá mejor.
Adaptación: En un mundo en constante cambio, la habilidad de adaptarse es crucial. No podemos temer al cambio, sino, al igual que el colibrí, debemos enfrentar las adversidades con inteligencia y agilidad. La política requiere líderes capaces de adaptarse a las circunstancias, aprender de los errores y redirigir el rumbo cuando sea necesario. Esto es algo indispensable para el Estado de México, ya que si bien hay buenas cosas, hay muchas otras que deben cambiar y mejorar.
Pasión: Finalmente, la pasión es el motor que nos impulsa. Necesitamos políticos apasionados, que trabajen con detalle y perfección, que no se conformen con mediocridades. Así como el colibrí es el tótem de muchos artistas, la política debería atraer a aquellos con un deseo ardiente de servir y hacer la diferencia. El gabinete y la administración que conformó la actual gobernadora Delfina Gómez requieren de políticos con
