A lo largo de la historia, las mujeres siempre han luchado por incursionar en el espacio que los hombres consideraban como propio: el espacio público. El reconocimiento de la ciudadanía y el derecho al voto fueron el detonante para la conquista de otros derechos, pero esto no se concedió automáticamente. La lucha por salir de la subalternidad y la subversión, como diría Mary Nash, costó la vida de muchas de ellas. Gracias al sufragismo, considerado uno de los movimientos políticos y sociales más importantes de la historia, las mujeres lograron un avance significativo en la conquista de sus derechos. En México, el 17 de octubre de 1953 se reconoció a las mujeres como ciudadanas y dos años después, el 3 de julio de 1955, acudieron por primera vez a las urnas.
El surgimiento del movimiento sufragista se identifica con la Declaración de los Sentimientos de Seneca en 1848, cuando tuvo lugar el primer congreso para reclamar los derechos civiles de las mujeres, liderado por Elizabeth Cady Stanton en una iglesia de Seneca Falls, Estados Unidos. Mientras que en México, los primeros reclamos del derecho al voto femenino se registraron 68 años después, en medio de la época revolucionaria, cuando se organizó el Primer Congreso Feminista en Yucatán en 1916. En dicho congreso se propuso el derecho a votar y ser votadas, así como formular leyes que garantizaran otras resoluciones en favor de las mujeres.
Un año después, en el Segundo Congreso Feminista, se aprobó que las mujeres pudieran votar en elecciones municipales. Mientras que en el Congreso Agrícola de Motul en 1918, se resolvió pedir a la Cámara estatal que las mujeres yucatecas tuvieran derecho a votar y ser votadas. Esto permitió que en 1923, Elvia Carrillo Puerto fuera propuesta como candidata y electa como regidora en el Ayuntamiento de Mérida, junto con tres mujeres más para diputadas en el Congreso estatal: Raquel Dzib, Beatriz Peniche de Ponce y Rosa Torre. Sin embargo, solo duraron un año en el cargo, ya que al asesinarse al gobernador Carrillo Puerto, las reformas en favor de las mujeres se cancelaron.
Por su parte, en San Luis Potosí, las mujeres también obtuvieron el derecho a participar en elecciones municipales en 1924 y en elecciones estatales en 1925, pero perdieron ese derecho en 1926. En paralelo, en Chiapas se reconoció el derecho de las mujeres a votar en 1925, pero seguía siendo necesario el reconocimiento de este derecho a nivel nacional. Impulsado por este reclamo, en 1937, el presidente Lázaro Cárdenas presentó una iniciativa de reforma constitucional para permitir el voto de las mujeres. Esta iniciativa fue aprobada por ambas cámaras y por las legislaturas de los estados, pero no se publicó bajo el argumento de que el voto de las mujeres podría estar influenciado por los curas.
Después de varios años exigiendo el derecho al sufragio, en 1947, bajo la presidencia de Miguel Alemán, se reformó el artículo 115 constitucional y se concedió a las mujeres el derecho al voto, pero solo para elecciones municipales, derecho que las mujeres chiapanecas ejercieron por primera vez ese mismo año. En 1952, una congregación de más de 20 mil mujeres exigió al candidato presidencial Adolfo Ruiz Cortínez cumplir su promesa de plasmar en la Constitución el derecho a votar y ser electas. Al ganar la presidencia, Ruiz Cortínez retomó la iniciativa que no publicó Lázaro Cárdenas y, cumpliendo su promesa, el 17 de octubre de 1953, publicó en el Diario Oficial de la Federación el decreto con la adición al artículo 34 constitucional que reconocía como ciudadanos de la república tanto a los varones como a las mujeres.
De esta forma, México se unió en el último lugar a los países latinoamericanos en reconocer este derecho, un detonante para la conquista del conjunto de derechos político-electorales cuyo ejercicio pleno sigue siendo un reto para las mujeres, no solo mexicanas, sino de todo el mundo.
@IrmaCruzE
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