Como cada seis años, este 2024 se renovará el poder presidencial en México. Y, por primera vez en 200 años de vida independiente, la silla presidencial será ocupada por una mujer. Y si bien este país parece reinventarse cada seis años, en esta ocasión la apuesta es diferente. La candidata oficial, Claudia Sheinbaum, ofrece continuidad a un proyecto que inició en 2018, llamado la Cuarta Transformación. Por su parte, la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez, sí busca cambiar el rumbo con el Sueño Mexicano para construir El México que Merecemos. Ante esta disyuntiva ¿qué camino nos conviene a las y los mexicanos?
Hace 30 años inició la transición democrática en México, después de varias décadas de dominación de un partido hegemónico, el PRI, durante un periodo calificado como la dictadura perfecta por el escritor Vargas Llosa y a propósito del cual el cineasta Luis Estrada realizó una trilogía de películas que dan cuenta de la corrupción, la pobreza y la desigualdad que se enquistaron en este régimen. Con la llegada de Morena a la presidencia de la República abanderando un “nuevo régimen” se registran algunos avances pero, según datos oficiales, después de cinco años los más grandes problemas del país: corrupción, pobreza y desigualdad no disminuyeron sino que, incluso, se incrementaron.
En ¿Qué sigue? 20 lecciones para ser ciudadano ante un país en riesgo, Denise Dresser asegura que es imperativo recordar nuestra historia autocrática para impedir que resurja y frenar la regresión autoritaria antes que sea demasiado tarde. Alega que Morena con su Cuarta Transformación ha dado señales que deberían preocuparnos porque en nombre del combate a la corrupción y la pobreza, el Presidente de México ha desmantelado pesos y contrapesos, ha debilitado instituciones autónomas y ha manejado el presupuesto federal a su antojo, lo ha alejado de la rendición de cuentas, bajo el pretexto de “seguridad nacional” y lo está usando no para garantizar movilidad social para los pobres sino, más bien, para asegurar mayor dependencia y sumisión.
Los libros El Rey del Cash y El Gran Corruptor, de Elena Chávez dan cuenta de un comportamiento altamente corruptor de quien hoy ocupa la máxima magistratura del país; comportamiento que ha extendido como Presidente asignando, contra todos los estándares internacionales, hasta el 85% de contratos en adjudicaciones directas. Adjudicaciones que recaen en empresas creadas durante su administración a nombre de personas cercanas a su familia y a él mismo, como han dado cuenta, también, diversas investigaciones periodísticas que no han sido desmentidas.
No es cuento ni novela. La corrupción que describe Elena Chávez de AMLO y su círculo más cercano, incluyendo a sus hijos, surge de una vivencia personal. Su segundo libro es alimentado de testimonios de personas que no sólo aportaron sus dichos sino también sus pruebas para evidenciar que la 4T no sólo no acabó con la corrupción por decreto, sino que la practica a niveles nunca antes vistos.
Respecto a la pobreza, cifras oficiales registran una disminución de 5 millones de personas en situación de pobreza; sin embargo, al desmenuzar los indicadores se observa que la pobreza extrema creció en un millón de personas; que 5.2 millones de personas entraron en la población vulnerable por carencias sociales, 2 millones por carencias de seguridad social, 2 millones por carencias en vivienda, 2.5 millones por carencia de servicios básicos en vivienda y 30 millones por carencia de servicios de salud. Ello durante el periodo de 2018 a 2022, según cifras de CONEVAL (2022).
Y finalmente, en torno a la desigualdad, en el México de hoy, al 1% más rico le corresponde 47% de los ingresos y el 10% más rico concentra 78% del total de la riqueza del país. La riqueza de los millonarios representaba el 2% del PIB, en 2002 (periodo de Vicente Fox); el 9% en 2014 (periodo de Enrique Peña Nieto); y para 2022 ascendió a 12% (periodo de AMLO). Es decir, la desigualdad tampoco disminuye, pero sí se ensancha la brecha.
En este contexto, las asignaturas pendientes del actual y del próximo gobierno mexicano siguen siendo corrupción, pobreza y desigualdad. Y frente a la próxima elección presidencial habrá que elegir a quien mejor pueda encararlas. Mauricio Merino afirma que en el mundo moderno se han puesto a prueba, al menos, dos tipos de regímenes políticos que han intentado controlar con rigidez tanto las demandas ciudadanas como las respuestas de sus gobiernos: el fascismo y el comunismo. Y ambos han fracasado trágicamente. Sobre el otro tipo de régimen, el democrático, Churchil dijo que era la peor forma de gobierno, excepto por todas las demás que son peores.
Y mientras en regímenes autoritarios a la sociedad se le somete, en democracia a la sociedad se le empodera. Por ello, dentro del margen de la trastocada democracia que aún queda, como ciudadanía debemos tomar el lugar que nos corresponde en el escenario electoral y hacernos cargo del país que queremos: regresión autoritaria, o reconstrucción democrática; chairos contra Fifís, o un País para Todos. La moneda está en el aire y la última palabra es ciudadana, es nuestra.
@IrmaCruzE